La Orquesta Sinfónica de la ONU celebró este miércoles, con motivo del Día Internacional de la Mujer, un concierto en el que sólo se interpretaron obras de mujeres compositoras y que estuvo dirigido por una maestra afroamericana, una situación «excepcional» frente a las estadísticas en la música clásica.
El concierto fue impulsado por la organización sin ánimo de lucro «Voces unidas por la paz», creada por la diplomática española Verónica Sabbag, quien señaló a EFE que solo un 5 % de la música programada en las orquestas alrededor del mundo está compuesta por mujeres, lo que supone un reflejo más de los «problemas sistémicos de desigualdad de género».
La número dos de ONU Mujeres, Anita Bhatia, se preguntó desde el escenario del Centro de artes de Tribeca cómo es posible que en 2023 la desigualdad de género sea un problema por resolver, y alertó sobre el hecho de que los derechos de las mujeres están sufriendo retrocesos en muchos países.
Pero, reconociendo el espacio de privilegio en el que tenía lugar la iniciativa, animó a que esta oportunidad para la música hecha por mujeres ejerciera como revulsivo para renovar el compromiso con la causa de la igualdad en todas partes.
El programa, llamado «Mujeres globales en la música», incluyó un homenaje a dos compositoras pioneras: la francesa Louise Farrenc, que luchó por la igualdad salarial en el Conservatorio de París en el siglo XIX, y la estadounidense Florence Price, que rompió el techo de cristal para las compositoras negras en EE.UU.
La mayoría de las obras, ocho, estuvieron firmadas por compositoras contemporáneas internacionales, que subieron al estrado a presentarse y fueron aplaudidas profusamente.
Una de las obras que más impactó fue la de la ucraniana Maria Brodskaya, un sentido homenaje a su país que escribió un mes después de que Rusia empezara la guerra. En la interpretación, la propia Brodskaya se unió a la orquesta con su violín y estuvo acompañada por la pianista española Isabel Dobarro.
“Desgraciadamente la guerra continúa, pero creemos en la posibilidad de la paz, y la música es su mejor embajadora, porque puede llegar a los lugares donde la política y los ejércitos no pueden”, sostuvo, conteniendo la emoción.
Las otras compositoras fueron Suad Bushnaq, jordana-canadiense; Bora Yoon, coreana-estadounidense; Lucía Caruso, argentina; Jeanne Zaidel-Rudolph, sudafricana; Haihui Zhang, china; Sussan Deyhim, iraní-estadounidense, y Angélica Negrón, puertorriqueña.
Sabbag resaltó que el objetivo de la noche no era solo dar su espacio a las compositoras; también señalar que las directoras de orquesta afrontan estadísticas más «aterradoras» aún, por lo que para la ocasión el conductor de la Orquesta Sinfónica de la ONU, Pedrag Vasic, cedió la batuta a una conductora invitada, Anoa Green.
«Si para las directoras de orquesta la discriminación es importante en género, a nivel racial la discriminación se duplica», explicó a EFE la organizadora respecto a la situación de profesionales como Green, que es afroamericana.
Vasic, por su parte, abogó por “empezar la conversación” sobre la inclusión del talento femenino en la música clásica y convino que es “un problema mucho más fácil de resolver que el hambre, la violencia y otros asuntos acuciantes”.
La fundadora de la ONG aspira a que se tomen acciones concretas más allá de la sensibilización sobre la desigualdad en la música y, en el caso de la ONU, que la organización internacional «lidere dando ejemplo» al institucionalizar este concierto anualmente.