En pleno siglo XXI, la homosexualidad sigue siendo criminalizada en muchas partes del mundo. Según el informe de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA) de 2020 sobre Homofobia de Estado, 67 estados miembro de la ONU aún consideran ilegal la actividad sexual consensual entre adultos del mismo sexo. Esta criminalización afecta profundamente a las comunidades LGBTI, perpetuando la discriminación, la violencia y la marginalización.
El informe de la ILGA resalta que casi la mitad de estos países están en África, pero también incluye naciones en Asia, América Latina, el Caribe y Oceanía. Aunque hay avances, como la eliminación de las leyes contra la homosexualidad en Botswana en 2019, muchos países mantienen leyes punitivas que condenan a las personas LGBTI a vivir en constante miedo y represión.
Contexto regional
En África, 32 países, entre ellos Argelia, Camerún, Nigeria y Uganda, tienen leyes que criminalizan la homosexualidad. Estas leyes varían en severidad, desde multas hasta penas de prisión e incluso la pena de muerte en algunos casos, como en Mauritania y Somalia.
En el Caribe, países como Jamaica, Guyana y Barbados mantienen leyes que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. Estas leyes no solo fomentan la discriminación, sino que también limitan el acceso a servicios de salud y protección legal para las personas LGBTI.
En Asia, 24 países, incluyendo Afganistán, Irán y Arabia Saudita, también criminalizan la homosexualidad. Las penas en estos países pueden ser extremadamente severas, incluyendo castigos corporales y la pena de muerte.
En Oceanía, países como Papua Nueva Guinea y Samoa mantienen estas leyes, lo que refleja la influencia de normas culturales y religiosas que condenan la homosexualidad.
Implicaciones sociales y legales
La criminalización de la homosexualidad tiene graves consecuencias para las personas LGBTI. Estas leyes no solo legalizan la discriminación y el abuso, sino que también dificultan el acceso a servicios esenciales. En muchos casos, las personas LGBTI enfrentan violencia física, psicológica y sexual, así como la exclusión social y económica.
Perspectivas de cambio
A pesar del panorama desalentador, hay señales de progreso. La decisión de Botswana de despenalizar la homosexualidad es un ejemplo alentador de que el cambio es posible. Además, el activismo de organizaciones de derechos humanos y la presión internacional están generando un cambio gradual en la percepción y las leyes relativas a la homosexualidad en varios países.