En la isla de Santo Domingo hay 422 especies de arañas registradas, incluyendo entre ellas tres de las familias nativas pertenecientes al género Loxosceles.
De acuerdo al Museo Nacional de Historia Natural “Prof. Eugenio de Jesús Marcano”, en el país se destacan como los arácnidos más abundantes y diversos de la isla, de las cuales 209 de ellas son endémicas, lo que representa un 49.5 % de endemismo.
La institución indica que en el ámbar de la República Dominicana se han identificado 188 especies de arañas fósiles.
“Sus hábitats son muy variados, se les puede encontrar bajo la hojarasca, sobre árboles y arbustos, así como bajo piedras. No todas tejen las características telarañas, estructuras de seda que utilizan para atrapar las presas de las que se alimentan: insectos, otras arañas, lagartos y pichones de aves en ocasiones”, detalla el Museo en una serie educativa sobre “Fauna de la Hispaniola No. 1”.
En la República Dominicana existen la viuda negra, viuda marrón y las arañas violín, consideradas unas de las más peligrosas del mundo.
Hay tres especies de arañas violinistas del género Loxosceles, estas son Loxosceles caribbaea, Loxosceles taino y Loxosceles cubana (Sánchez & Brescovit, 2013). Estas especies contienen propiedades dermonecróticas en su veneno que causan daños en los tejidos y, si no se tratan a tiempo, producen llagas.
Antecedentes de la araña marrón
En años anteriores, la Dirección de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, junto con autoridades del Museo Nacional de Historia Natural, acudió a zonas de la provincia de Montecristi donde se reportaron varios casos de mordeduras de la araña violinista (llamada reclusa erróneamente). A pesar de la exhaustiva búsqueda, las arañas no fueron encontradas, ya que al parecer se encuentran en áreas puntuales y tienden a esconderse de manera efectiva.
De acuerdo a los estudios, es una especie de araña que pertenece al género Loxosceles de la familia Sicariidae. Posee un potente veneno necrótico y es una de las dos arañas (junto a la viuda negra) de importancia médica en América del Norte.
La distribución geográfica de Loxosceles reclusa es amplia en los Estados Unidos, compartiendo su distribución con México, Centro América hasta Panamá. Recientemente también se tiene constancia de que está bastante extendida por las Islas Baleares España. Habita entre piedras, cúmulos de maderas o leña.
Es importante no pisar a esta araña, ya que su veneno de alta toxicidad es capaz de dejar residuos que pueden permeabilizarse por la piel.
La Loxosceles reclusa, al igual que su prima Loxosceles laeta, no tiene un comportamiento agresivo hacia los seres humanos y morderá únicamente en el caso de sentirse amenazada. Es importante evitar al máximo el contacto con las manos. Lo más recomendable es, en el lugar donde sea hallada, colocar un vaso de vidrio boca abajo sobre ella, e ir en busca de un frasco para su cuidadosa captura. Posterior a esto, soltarla en un hábitat libre de la presencia humana o en caso de no disponer de un lugar así en las cercanías, llevarla a la unidad de salud más cercana para su posterior canalización a laboratorios de ordeña especializados.
Se reactiva la búsqueda
En los últimos días, en la zona de Mao, provincia Valverde se han denunciado casos de mordeduras de araña, de las llamas marrón (violinista), la cual se prevé es una de nuestras especies nativas.
En ese sentido, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de su División de Especies Exóticas Invasoras, ha informado que un equipo de expertos de la Dirección de Biodiversidad se trasladará a la zona para registrar la aparición, de la especie presuntamente calificada como araña del género Loxosceles, y confirmar su identificación, para así coordinar los pasos certeros a tomar junto con las autoridades pertinentes de Salud Pública.
Luego de recoger y reconocer la especie, se procederá junto con las autoridades de salud al reconocimiento de los procedimientos existentes y a la elaboración de protocolos pertinentes para tratar los casos de mordedura de este arácnido, comúnmente denominado violinista.
“Debemos contar con los protocolos de bioseguridad, incluyendo los antídotos requeridos para tratar estos casos. Es imperante el convivir con nuestras especies; no debemos matar a las arañas en base a temor; estas no son agresivas y se encuentran en su hábitat natural”, aseguró Isabela Hernández Rodríguez, encargada de la División de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio de Medio Ambiente.
La especialista informó que estas especies forman parte de nuestra biodiversidad nativa y se encuentran naturalmente en la isla. Por lo tanto, el control no es una medida a tomar en estos casos, ya que la misión de la entidad consiste en conservar y preservar la biodiversidad y recursos naturales del país.
“Sin embargo, es importante tener presente todas las medidas de bioseguridad y recordar que estos animales no atacan al ser humano, sino que al sentirse amenazados (accidental o deliberadamente) pueden morder a las personas como mecanismo de defensa”, explicó Isabela Hernández.
En ese sentido, indicó que es imprescindible contar con protocolos sanitarios que indiquen a la población cómo actuar en estos casos, de manera que los afectados sepan dónde dirigirse y qué hacer en cada caso. Igualmente es importante la vigilancia en los puertos para evitar la introducción de cualquier especie, recordando que se cuenta con protocolos de fumigación ya establecidos.