Brasilia. – El plan social presentado por el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, para conceder subsidios a los más pobres avanzó este martes en la Cámara de Diputados, pero con nuevos recortes.
El proyecto, que propone aumentar el límite de gasto del presupuesto de 2023, quedó aprobado en una primera votación, con 331 votos a favor y 168 en contra, y será sometido mañana a una segunda votación en la misma cámara.
La aprobación, tras una jornada de intensas negociaciones, supone una victoria para Lula, que asumirá la Presidencia de Brasil el 1 de enero.
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Tan solo votaron en contra los diputados de derechas y liberales, que forman parte de la bancada que apoya al presidente Jair Bolsonaro.
No obstante, la Cámara de Diputados recortó el plazo de aplicación del plan social a un año, en lugar de los dos años que contemplaba el texto aprobado inicialmente en el Senado.
El proyecto aumenta el techo de gasto del presupuesto de 2023 para financiar un vasto programa de subsidios a los más pobres y mantener su valor en 600 reales (115 dólares) mensuales a partir de enero y otorgar un extra de 150 reales (29 dólares) por cada hijo de hasta 6 años, una de las principales promesas de campaña de Lula.
Para costear el plan, el techo de gasto se elevará en 145.000 millones de reales (unos 27.800 millones de dólares) para así garantizar el coste de los subsidios.
El plan social
El plan también prevé otra partida de 23.000 millones de reales (unos 4.400 millones de dólares) para inversiones en otros capítulos, como salud y educación.
El impacto fiscal de estas medidas ha despertado temores en el mercado financiero ante el riesgo de un deterioro aún mayor de las maltrechas cuentas públicas de Brasil.
Dado que la Cámara de Diputados introdujo modificaciones, si el proyecto vuelve a quedar aprobado mañana, tendrá que quedar devuelto al Senado para una nueva votación.
Al tramitar como una enmienda constitucional, el proyecto requiere el respaldo, en dos votaciones, de tres quintos de ambas cámaras para su aprobación.
Unos 20 millones de familias reciben actualmente ese subsidio de 600 reales (115 dólares), que se iba a reducir un 33 % a partir de enero, según se contempla en los presupuestos generales presentados por el Gobierno de Jair Bolsonaro.
Según datos oficiales, 62,5 de los 213 millones de brasileños viven en condiciones de pobreza, el mayor nivel en los últimos diez años.