Hay imprecaciones que nos persiguen como la luz al día, así al parecer sigue la sombra del pasado PRD al hoy PRM. No podía ser diferente, porque representa al mismo perredeísmo, pero con nuevas siglas.
El destino fatídico no se deja engañar, y aunque pareciera de ropaje diferente, los elementos que lo componen son de la misma especie, que a cada cita de la providencia actúan de igual manera, con sordera antihistórico como si no escucharan el clamor de los que les dicen que levanten los pies para no tener que chocar con las mismas benditas piedras del camino.
Una acción y una declaración imprudente desafían nueva vez el más elemental sentido de la prudencia, abrazarse a posiciones cuasiestúpidas que no dieron resultados en el pasado al viejo partido, no le darán ningún beneficio a la nueva franquicia con la misma militancia hoy en el poder; abjurar banderas por supuestas conveniencias pasajeras solo le traerá sinsabores al hasta hoy exitoso PRM.
El primer error es buscar la calentura en la sabana y no en el paciente, porque si, para evitar que el doctor Guido Gómez Mazara pueda tener posibilidad de competir por la presidencia de ese colectivo político, hay que cambiar las reglas internas y negarle el derecho a sus militantes a escoger sus principales autoridades, es lo más inverosímil e improcedente que se le ocurrió hacer a su alta dirigencia, por las siguientes cinco razones que a continuación enumeraré, a saber:
- La nueva Ley de Régimen Electoral y la de Partidos Políticos fortalecieron el derecho de las membresías partidarias. Es por esto que es un absurdo ahora, después de que en el pasado estas bases hayan hecho uso de esa prerrogativa, conculcarle sus derechos y que unos muy pocos sean quienes elijan a las principales autoridades del partido, simple, eso es debilitar la democracia;
- Al PRM y al Gobierno les hace bien un proceso interno, abierto, democrático y plural, donde sus bases hablen para que los mejores de su organización vayan a la dirección, y fortalezcan la imagen del Gobierno, que producto del buen posicionamiento de la figura presidencial está en alza;
- Es imposible que en cientos de cuadros muy avezados, el Gobierno no encuentre uno que con el apoyo palaciego pueda ganar las primarias internas, sobre todo, si se expresa que tienen una inmensa popularidad y el mérito de haber constituido las nuevas siglas al perredeísmo histórico. Mal pudiera entonces alguien nuevo, al decir de algunos competir con éxito en el proceso comicial perremeísta;
- Pésimo mensaje se le envía a su militancia, cuando en estos tiempos se asumen posiciones criticadas a otros en el pasado reciente, y lo cual le traerá tensiones innecesarias; la unidad Partido-Gobierno se expresa en que el Palacio logre reconocer el liderazgo auténtico parido de la voluntad libérrima de la militancia, esos son los oficiales con los que el oficialismo debiera armar su proyecto reeleccionista, con los que fueron legitimados por las bases; y
- Para todo el país no importa lo que argumente la dirección perremeísta, eso se hizo para cerrarle el camino al doctor Guido Gómez; quererlo explicar de otra manera solo producirá la risa socarrona de cualquier ciudadano bien informado o militante activo del nuevo perredeísmo, lo único que producirá tan antidemocrática acción es más inquina contra una parte actual del funcionarato público, a quien culparán los de abajo por cercenarle sus derechos.
De igual manera, se suma a ese gravísimo error el aquel de cuestionar el sistema de mayoría con que se elige a la dupla presidencial, el 50% +1, no supo el PRD defender con gallardía cuando nos engañaron en el 1994; 28 años después querer achacar males cuando en verdad ha fortalecido el sistema democrático, deja muy mal parado a los que sueñan con hacerse un traje a la medida para las elecciones del 2024.
Que sea el tan popular Gobierno del Cambio el que auspicie por debajo un posible cambio a la Constitución sería el desatino del siglo, mucho peor que la reinstauración por segunda ocasión de la repostulacion presidencial intentada infructuosamente por Danilo Medina, y ahí están los funestos resultados para su partido y gestión.
Me resisto a creer que el presidente Luis Abinader con tan buenos números y con tanta condiciones favorables de armar una alianza electoral sólida, se le pase por la cabeza sumarse a esa aventura, que solo le traerá grandes dolores de cabeza, sobre todo si entiende el ABC electoral, no de aquí sino del todo el planeta, para ganar solo es necesario pactar con quienes tienen o pueden buscar los votos que garanticen la victoria.
El querer volver a ganar en minoría es cosa del pasado, de lo cual el que más se benefició fue el doctor Balaguer, que en el año 1990 con apenas un 35 % de los votos se mantuvo en el poder, cosa que con el sistema de mayoría le hubiese sido imposible.
Esa execración persigue a los perredeístas, en el 2000-2004 con todo para ganar las elecciones impusieron la reelección después de prohibida, y regalaron el poder al PLD, les costó 16 años y la división del acorazado morado para volver a la mansión de Gazcue, parecería que los desatinos son parte consustancial del ADN ahora perremeísta, cobijado en apenas un cambio de letra, desean repetir la historia.
Porque pueden buscar otras fórmulas, las que sean y con quienes quieran, pero quitarle el voto a sus militantes es el mayor absurdo que puede hacer el liderazgo neoperredeísta, cuando, muy por el contrario, lo que más necesitan es legitimar su dirigencia para tensarla y validarla con los retos cercanos que le esperan.
Es muy primitivo pensar que con los derechos de los militantes limitados estos se van a estar tranquilo y no protestarán. Con ello lo único que podrán lograr es una gran desafección interna de sus bases contra su alta dirigencia, ¡ya lo verán! Todavía apelo a que la sensatez se imponga ante tal desacierto.
El PRM y el Gobierno igualmente que se preparen a ganar estas elecciones en mayoría, al fin tienen muy buenas posibilidades, y que no se le pase por la cabeza de algún científico o técnico seco, como lo describe peyorativamente las bases, el querer meter al oficialismo en cambiar el 50% + 1, porque encontrarán el repudio de todo un país, ¡qué no le duden!, el pueblo volverá a las calles a defender su Constitución.
Esas son las reglas y con ellas vamos, y si hay alguien que no le debe temer es precisamente Luis Abinader, que sabe cómo encantar al electorado, como hasta ahora lo ha venido haciendo. Nadie hace mayoría sin alianzas, que siempre han existido y existirán; incierto que estás produzcan corrupción, porque ningún aliado del PLD ni del hoy PRM que los ayudó a cruzar el umbral del 50%, se ha beneficiado de los pingües negocios gubernamentales ni ha sonado en ninguna de las grandes operaciones anticorrupción llevadas hasta ahora por el Ministerio Público, por lo que es un elemento disonante buscarle cuestionamiento a los apoyos o acuerdos partidarios, algo tan natural en las democracias.
El PRM y el Gobierno del Cambio han vendido todo lo diferente, ahora de pronto el criterio soez de la conveniencia pasajera se aposenta en temor febril de cuanto funcionario separado de su base de apoyo no quiere ahora que está vote, y mucho más sinuoso son aquellos que pretenden ganar por la mínima, que en vez de construir auténticas estrategias electorales de mayoría, prefieran desde ahora hacerse un traje electoral a la medida, por eso titule este artículo con la mejor buena fe, a modo de consejo o advertencia a mis amigos perremeístas, ¡dos errores y un camino: un salto al vacío!