José Raúl Mulino Quintero, un abogado de 64 años, fue electo presidente de Panamá, en los comicios que se celebraron el reciente domingo en el país centroamericano.
«Implica un enorme peso sobre mis hombros que recibo complacido y sobre todo con la firme e inquebrantada convicción de dar lo mejor de mí para el país durante los próximos cinco años», dijo Mulino la noche del domingo, luego que el Tribunal Electoral confirmara su victoria.
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De acuerdo con los resultados emitidos por ese organismo, con 99,04 % de los votos escrutados, Mulino alcanza el 34,28 % de los votos, un total de 772.619 sufragios. De sus contrincantes, el que más se le acerca es Ricardo Lombana, que consigue 24,68 % (556.387).
Tras este triunfo, al ahora mandatario electo, casado y con cuatro hijos, asumirá su cargo el 1 de julio próximo, para el período presidencial 2024-2029; reemplazando así a Laurentino Cortizo.
De exministro a mandatario
Mulino, de la Alianza para Salvar Panamá, fue el último de los candidatos en sumarse a la contienda, puesto que sustituyó a Ricardo Martinelli, el expresidente que gobernó el país centroamericano entre 2009 y 2014 y quien buscaba nuevamente el poder.
Martinelli fue inhabilitado a principios de marzo por el Tribunal Electoral tras ser condenado a casi 11 años de prisión por lavado de dinero y solicitó asilo en la Embajada de Nicaragua.
Entonces, Mulino, quien estaba como candidato a vicepresidente por la coalición, fue autorizado por el organismo para reemplazar al exmandatario y su candidatura fue declarada constitucional por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Panamá recién el pasado viernes 3 de mayo.
Mulino incursionó en la política cuando formó parte de la ‘cruzada civilista’, movimiento que integró a varios sectores de la sociedad panameña contra el régimen militar que hubo entre 1968 y 1989.
Posteriormente, ocupó varios cargos políticos. Fue viceministro de Relaciones Exteriores entre 1990 y 1993 y luego pasó a ser canciller, de ese año a 1994, durante la administración del presidente Guillermo Endara (1989-1994).
Volvió al Ejecutivo en 2009, en la Presidencia de Martinelli, cuando fue ministro de Gobierno y Justicia desde julio de ese año hasta el mismo mes de 2010; y, posteriormente, ocupó la cartera de Seguridad Pública, entre abril de 2010 y junio de 2014.
Como titular de Seguridad Pública puso en marcha políticas de mano dura, incluyendo la represión de protestas ciudadanas. Durante las manifestaciones en la provincia de Bocas del Toro en 2010, dos personas murieron y decenas resultaron heridas; tras ello, el Estado debió responder a las víctimas con pensiones vitalicias.
Una vez que dejó su cargo, estuvo seis meses en detención preventiva, por un caso de presunto peculado en el Gobierno; pero la causa fue anulada.
Propuestas
Durante su alocución el domingo, Mulino, delfín político de Martinelli y quien se define de centroderecha, dejó claro: «Este que está aquí no es títere de nadie».
No obstante, en varias oportunidades previas —incluyendo la campaña electoral— dijo que piensa ayudar a Martinelli con su proceso judicial, puesto que considera que la condena contra el expresidente fue por una persecución política injusta.
El mandatario electo, quien posee una licenciatura universitaria en derecho y ciencias políticas y una maestría en derecho marítimo en EE.UU., también dijo en su discurso del domingo que impulsará un Gobierno «proinversión» y «proempresa privada».
«No nos podemos olvidar de los que tienen hambre, de los que quieren un empleo y de los que necesitan agua potable en todo el país», añadió.
Mulino ha prometido aplicar políticas para detener el creciente flujo de migrantes que entra al país por la selva del Darién, que conecta con Colombia, rumbo a EE.UU. También propuso ampliar el metro capitalino que fue inaugurado en 2014 por Martinelli y un tren entre Ciudad de Panamá y el interior de la nación centroamericana.
Alfonso Fraguela, exvicepresidente del Colegio Nacional de Abogados de Panamá, comentó, en entrevista con RT, que entre los principales problemas que deberá enfrentar Mulino está el de la sequía en el canal de Panamá, así como el de la Caja de Seguro Social, que tiene inconvenientes financieros.
«Igualmente tendrá que recomponer lo que es la imagen del país como marca, toda vez que en las últimas administraciones ha quedado nuestro país cuestionado por aspectos concernientes a los famosos ‘Panamá Papers‘ y una serie de situaciones», expresó.