A Serena Williams ya solo le quedan dos balas por gastar después de ceder en segunda ronda del WTA 1000 de Toronto ante una vieja conocida, Belinda Bencic.
La suiza necesitó de 1h17min para dar cuenta de la norteamericana por un marcador de 6-2 y 6-4. Serena, que venía de vencer a Nuria Párrizas hace un par de días, se encontró con un desafío mucho mayor, aunque en ningún momento perdió la sonrisa durante el encuentro, pese a saber cuál sería su destino.
Ya con los papeles repartidos y la derrota asumida, la ex número uno mundial se dirigió al micrófono para ser entrevistada, entregarse a la emoción y recibir un bonito homenaje por parte del público y la organización.
“Han sido muchas emociones las que he pasado estos días y también esta noche durante el partido. Obviamente, me encanta jugar aquí, me encanta este torneo, siempre me ha venido venir a competir a Canadá. Desearía haber jugado mejor, pero la realidad es que Belinda hizo un partido increíble, jugó muy bien. Las últimas 24 horas han sido frenéticas para mí, os amo a todos, este momento es memorable. Como ya escribí en mi artículo, soy terrible para las despedidas”, respondió la menor de las Williams durante un speech corto pero cargado de emoción.
Nada que ver con el partido, donde Williams conectó menos saques directos que su rival, tuvo un porcentaje menor de puntos ganados con primer saque y dejó un agujero tremendo cada vez que tenía que poner en juego un segundo. Si además contamos las ocho oportunidades de break que le permitió tener a la de Flawil –de las cuales salvó cinco–, el resultado es una jugadora desdibujada y muy alejada de lo que fue en sus mejores días. Claro, que con casi 41 años y después de ser madre, sería injusto exigirle el mismo rendimiento que hace una década. Como bien recordó la oriunda de Saginaw, con Bencic ya tuvo un partido épico en semifinales de 2015, donde también venció la helvética. Por surte para ella, los grandes triunfos sobrepasan con crecer a las caídas.
“Aquí he tenido algunos momentos increíbles en mi carrera, le guardo mucho cariño a esta pista y a este público. Tanto dentro como fuera de la pista, se me vienen múltiples momentos de mucha felicidad. Pero volveré, os lo prometo, aunque será solamente para visitar la ciudad, por lo demás ha sido todo notable. Aquí he jugado y ganado algunos partidos increíbles a lo largo de mi trayectoria, algunas victorias geniales, incluso un partido loco ante Belinda hace unos años, aquel fue bastante intenso. Esto es lo que queda, ahora mismo estoy inmensamente feliz de estar aquí delante de todos ustedes, gracias por tanto apoyo”, resumió antes de marcharse.
QUEDA LO MEJOR
Aquí se acaba por tanto la relación de Serena Williams con el WTA 1000 de Canadá, donde quedó campeona en los años 2001, 2011 y 2013. Una despedida repleta de lágrimas, como las que le esperan en casa en sus dos próximas citas: Cincinnati y el US Open. Lo que se puede vivir allí para decir adiós a la mejor de todos los tiempos puede ser de película.