En la última década, los servidores públicos han adquirido un destacado protagonismo en la escena latinoamericana de la administración pública. Una casta de profesionales, llamados con propiedad servidores públicos, empleados gubernamentales o funcionarios de gobierno, han desempeñado un papel crucial en la configuración del panorama institucional.
Al hacer un examen retrospectivo, particularmente en el contexto de la República Dominicana, se observa una tendencia irreversible.
¡Wow, sí, el caso del Estado Dominicano está en boga! Se ratifica en mayúscula, pues los medios de comunicación y, más aún, las redes sociales así lo certifican. La inclinación es que su plataforma de presentación por excelencia es Instagram, donde los followers, la bio y el feed se entrelazan para forjar una gran impresión, el canal de libre expresión es «X», red conocida como Twitter, es el micrófono virtual infaltable, ambos son la dupla perfecta para ir cosechando una carrera brillante dentro del sector público.
Participar en entrevistas de radio, podcasts, asistir a paneles de opinión pública, formar parte de revistas, notas de prensa y más, para luego replicarlo en sus redes sociales. Ajustándose con precisión en el momento y espacio, resaltando el calibre de mantenerse en sintonía con las preferencias actuales de los ciudadanos.
El Impacto de la Visibilidad de la Gestión
Si bien es cierto que la administración pública debe comunicarse, de lo contrario, nunca se realizó, nunca se ejecutó y mucho menos se implementó dicho proyecto.
Visibilizar la gestión pública no es negativo, sino indispensable, especialmente si va acompañada de la intención de lograr que las cosas sucedan. Los gobiernos deben caracterizarse por la inclusión, eficiencia, transparencia, pero, sobre todo, por accionar e informar en qué están trabajando. Más ahora, donde en plena contienda electoral, existen múltiples flujos de información difundidos a cada segundo, que contribuyen a una guerra mediática de comunicación constante.
En efecto, es muy significativo y es lo que prevalece, ese match entre la intencionalidad y el compromiso ético del funcionario de gobierno, ambas características incentivan a dar esas millas extras para accionar, creando oportunidades direccionadas a una nación, cargadas de competencias estratégicas para alcanzar la misión, visión y los objetivos de las instituciones, correlacionado a la generación de insumos acordes a difundir.
En efecto, una carrera larga o corta, eso solo lo determinará la intencionalidad, eficiencia, integridad y ética institucional al servicio de la patria. Prevaleciendo en el juramento ante la carta magna. En una frase trillada pero que encaja a la perfección: “en esta era digital, todo comunica”. Puede ser el discurso más elaborado, la narrativa del servidor puede llegar a ser perfecta, pero lo que realmente prevalecerá, serán los hechos al fomento del bienestar común.
Finalmente, cabe reflexionar sobre la siguiente interrogante: ¿realmente existe una genuina vocación de servicio, que impulsa a estos actores a ir más allá, en aras del bienestar y el óptimo funcionamiento de las instituciones?