No hubo Navidad en los barrios populares. Los pobres ya no tienen derecho a celebrar porque, para Faride Raful, ellos, y solo ellos, son los responsables de las muertes durante estos feriados.
Los policías estuvieron a sus anchas en estas festividades. Humillaron a los más desfavorecidos, amedrentaron y espantaron a quienes querían pasar un rato en los pequeños negocios y colmados. Mientras tanto, las discotecas y sitios exclusivos nunca estuvieron tan repletos, pero allí hicieron la vista gorda.
Sin embargo, tenemos noticias para la “súper ministra” Faride: los intoxicados por bebidas alcohólicas fueron 838, un 9 % más que durante las festividades navideñas de 2023-2024. Ni hablar de las intoxicaciones alimentarias, que incrementaron un 22 % en comparación con el mismo período.
Además, hubo 42 muertos y 262 accidentes de tránsito, lo que evidencia que de nada sirvió destruir la Navidad para los más marginados.
Faride Raful debe entender que los tiempos ya cambiaron y que el abuso de poder no debe, ni será, tolerado. Sus ínfulas faraónicas podrán agredir a los barrios populares que luchan a diario por salir adelante, pero nunca derrumbarán ese deseo de supervivencia de quienes nacieron sin oportunidades y buscan superarse.