Singapur. – Las autoridades de Singapur confirmaron dos nuevas ejecuciones este viernes por narcotráfico que elevan el total a diez desde marzo, un ritmo sin precedentes en los pasados años que ha suscitado las críticas de la ONU, que había pedido a la isla que parara los ajusticiamientos.
Uno de los presos ejecutados la madrugada del viernes, identificado como Rahim, había tratado la víspera posponer el castigo, atendiendo por videoconferencia a una larga vista en respuesta a una denuncia histórica contra el Gobierno isleño y la Fiscalía General interpuesta por él y 22 presos condenados a muerte.
Representándose a sí mismos, según informan activistas contra la pena de muerte en Singapur, en ella alegaban que la isla le niega acceso a la justicia, pues las tasas impuestas a los abogados que defienden a los condenados a pena de muerte en las últimas partes del proceso son tan elevadas que les disuaden de involucrarse.
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Según Kirsten Han, coordinadora de la ONG Transformative Justice Collective, tras horas de deliberación hasta la madrugada del vierne; la corte falló en contra de la petición, declarando que era un «abuso» al proceso; y Rahim tuvo una hora para despedirse de su familia antes de que lo ahorcaran.
Han añadió, en su cuenta de Twitter, que la familia ahora se encuentra en la prisión isleña de Changi para «identificar y recoger el cadáver», mientras se desconoce la identidad del otro preso cuya ejecución también estaba programada esta mañana.
Las autoridades judiciales confirmaron el jueves que había dos ejecuciones programadas para la madrugada del viernes, pero Singapur no suele revelar datos de los reos y tampoco habitúa a confirmarlas oficialmente, dependiendo de la información que las familias de los convictos comparten con activistas como Han.
Por narcotráfico
El pasado martes ejecutaron otros dos presos por narcotráfico, un malasio de 34 años y un singapurense de 46 años.
Han dijo a Efe que este ritmo de ejecuciones -todas por narcotráfico en lo que va de año- no se experimentaba desde al menos 2010, y que la tendencia anual había sido a la baja -alrededor de la decena o menos- desde las altas cifras de ahorcamientos de la década de 1990, cuando podían sobrepasar las 70 anuales.
Desde finales de marzo, Singapur ha ahorcado a diez presos por narcotráfico, y los activistas alertan de que hay aún más de medio centenar en el corredor de la muerte, saturado a raíz del parón de ejecuciones en los dos primeros años de la pandemia de covid-19, resultando ahora en una aceleración de los ajusticiamientos.
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos había pedido a Singapur que detuviera las ejecuciones previstas para esta semana, imponiendo una moratoria a estos ajusticiamientos.
La moderna ciudad-Estado asiática, hogar de rascacielos y laboratorio de innovación por antonomasia, tiene una de las leyes antidrogas más draconianas del planeta, contemplando la aplicación de la horca por traficar con más de 15 gramos de heroína, 30 gramos de cocaína, 500 gramos de cannabis y 250 gramos de metanfetamina.