En los últimos tiempos, se ha difundido un discurso motivacional que busca impulsar la productividad de las personas, resumido en la frase: “Sé tu propio jefe”. A menudo, estas palabras se utilizan de manera despectiva hacia los empleados, como si trabajar para otros fuera algo negativo.
El lema “Sé tu propio jefe” encubre una realidad no controvertida de los emprendedores: “Los emprendimientos no siempre tienen éxito”. Emprender no garantiza el triunfo; más bien, conlleva riesgos significativos y altas probabilidades de fracaso.
Como emprendedor, deseo resaltar los beneficios y riesgos asociados con esta aventura. Desde mi experiencia, no me arrepiento de haber emprendido y seguir haciéndolo. Sin embargo, reconozco que no es una opción recomendable para todos, y mucho menos implica que tener un buen empleo sea algo negativo. A continuación, detallo algunas verdades no incluidas en esos “discursos motivacionales”:
Jefe de proyecto, trabajas en tus sueños: A primera vista, esto parece fantástico, y de hecho lo es si logras materializar y mantener tu emprendimiento. No obstante, aquellos que hemos comenzado desde cero, sin recursos más que el intelectual, sabemos que no es tan sencillo. Ser el jefe de tu emprendimiento implica asumir responsabilidades que van más allá de las de la mayoría de los empleados. En un empleo, normalmente desempeñas un rol específico; como emprendedor, asumes prácticamente todos los roles. Al inicio, antes de convertirte, si logras hacerlo, en un empresario propiamente dicho, debes ser administrador, contador, recursos humanos, mensajero, recepcionista y hasta encargado de limpieza.
Dueño de tu tiempo: Esta afirmación es una verdad a medias. Si bien en principio puedes establecer tu propia agenda, en ocasiones los clientes imponen sus plazos. Los emprendimientos deben ser extremadamente flexibles con las agendas, ya que la obtención de ingresos a través de la facturación depende de satisfacer las necesidades del cliente. Incluso cuando tu emprendimiento se vuelve estable y productivo durante varios años, y se convierte en una empresa establecida, como gerente o director, es difícil tener unas vacaciones como las de los empleados. Por más que viajes o intentes tomar días libres, debes tener cerca el celular y la laptop, pues las llamadas y correos nunca dejan de llegar, ya que tus clientes no entienden tus vacaciones y no tienen por qué hacerlo. Los negocios son máquinas que nunca descansan, donde la producción continua es la norma.
Garantía de éxito económico: La percepción común es que los emprendedores, al generar ingresos directos a sus cuentas, a veces superiores al salario de un trabajador promedio, automáticamente aseguran un mayor éxito económico que los empleados. Sin embargo, esta suposición merece un análisis más profundo.
Los emprendedores, a diferencia de los empleados, asumen una carga financiera considerable que a menudo se subestima. Además de los gastos básicos como los salarios de los empleados, los emprendedores enfrentan costos adicionales, como impuestos, alquiler de locales, servicios públicos, seguros y otros gastos administrativos. Estos desembolsos son esenciales para mantener en marcha sus negocios y, en muchos casos, pueden superar los ingresos brutos.
Es importante destacar que los emprendedores no solo deben enfrentarse a los costos financieros, sino también a los riesgos inherentes a la actividad empresarial. La incertidumbre del mercado, la competencia, los cambios regulatorios y otros factores pueden impactar significativamente en la rentabilidad de un negocio, independientemente de los ingresos generados.
En contraste, los empleados generalmente reciben un salario fijo y pueden contar con beneficios adicionales como seguro de salud, planes de retiro y vacaciones pagadas. Aunque el salario de un trabajador pueda parecer modesto en comparación con los ingresos potenciales de un emprendedor, la estabilidad y seguridad que proporciona el empleo son aspectos que no deben subestimarse.
El verdadero éxito económico no se mide únicamente por la cantidad de ingresos que se generan, sino también por la capacidad de mantener un equilibrio entre los ingresos y los gastos, así como por la estabilidad financiera a largo plazo. En última instancia, tanto los emprendedores como los empleados persiguen objetivos financieros y personales que son únicos para cada individuo y situación.
Por lo tanto, es fundamental reconocer que el éxito económico es un concepto multifacético que va más allá de los simples ingresos generados, y que cada trayectoria laboral, ya sea como emprendedor o empleado, tiene sus propias ventajas y desafíos.