Luis Ángel Hernández, un delincuente encarcelado por asesinato en Los Ángeles (EE.UU.), aseguró que se tatuará en la cara el nombre del fiscal de distrito de esa ciudad, George Gascón, en agradecimiento por obtener una considerable reducción de los cargos en su contra, informó el canal Fox News.
Hernández cumple una condena por la muerte de un repartidor durante un robo en 2018. En su fallo, el tribunal aumentó la sentencia inicial, por agravantes como pertenecer a una pandilla, haber usado un arma de fuego y por la «circunstancia especial» de cometer un asesinato durante un robo a mano armada.
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Esto ha venido a cambiar por intervención de Gascón, que, tras asumir su cargo en 2020, ha implementado una política para reducir el encarcelamiento masivo determinado por normas que en casi todos los casos, y sin importar las circunstancias, prohíben a los fiscales procurar sentencias más suaves.
En un audio obtenido por Fox de una llamada telefónica filtrada desde la cárcel, se escucha a Hernández elogiar a Gascón y sus nuevas pautas, que, confía, lo sacarán pronto de la cárcel. «Me voy a tatuar el nombre de ese tipo en la cara. Es todo un campeón aquí. ¡Jodido Gascón!», le dijo a su interlocutor, entusiasmado.
El pandillero fue inicialmente sentenciado a cadena perpetua sin libertad condicional, pero las normativas implementadas por Gascón no permiten que a los presos se les prive de la posibilidad de acceder a esta última. Por ese motivo, ahora Hernández es elegible para la medida, lo que limitaría su tiempo en prisión a solo 25 años, explica la cadena.
«Está haciendo cambios históricos para todos nosotros», dijo Hernández en la conversación, difundida este lunes en un programa del presentador Tucker Carlson sobre el aumento de la criminalidad en Los Ángeles.
Gascón ha expresado abiertamente su idea de que el sistema de justicia penal debe centrarse más en la rehabilitación y no en la mano dura, a la que tacha de política racista y fallida. Su reforma progresista ha sido criticada por ciertos sectores que lo culpan de provocar un aumento en la delincuencia y crear un «paraíso pro-criminal». Además de su postura en cuanto la opción de reducir o mejorar las sentencias, algunos tampoco han visto con buenos ojos su negativa a juzgar a los menores como adultos y a procesar penalmente ciertos delitos menores, explica Los Angeles Times.