La comunidad internacional, las engorrosas autoridades haitianas, los traidores y quintas columnas de la patria, los oportunistas que pescan en río revuelto y demás yerbas aromáticas deben entender de una vez y por todas que República Dominicana es un país soberano e independiente.
Que el problema haitiano no fue ni es provocado por los dominicanos, y que por tal razón no tenemos ninguna obligación más allá de lo humano con la República de Haití.
Ya basta de chantajes, discursos manipulados, extorciones emocionales y sentimentalismos fingidos. El problema haitiano debe ser resuelto por los mismos haitianos, y en su defecto, por las potencias extranjeras que se han beneficiado del dolor y sufrimiento de ese pueblo que no ha dado pie con bola en sus asuntos de Estado.
Francia y Estados Unidos que carguen con la situación, pues ya no nos quedan brazos de tanto haberlos extendidos al primer pueblo negro «libre» del mundo.