Unos 125.000 musulmanes rezaron este tercer viernes de Ramadán en la mezquita de Al Aqsa, en la Ciudad Vieja en Jerusalén oriental, área ocupada y anexionada por Israel, sin que se produjeran incidentes significativos, informó el cuerpo de Policía.
Según el Waqf, la autoridad islámica que gestiona el complejo de la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa y que constituye el tercer lugar más sagrado para el islam tras las urbes de La Meca y Medina, fueron 125.000 las personas que participaron en las oraciones.
No se produjeron disturbios ni episodios de violencia, y de acuerdo con la Policía israelí, once personas fueron arrestadas en la Ciudad Vieja, incluidas varias sospechosas de “incitación y apoyo al terrorismo”, lo que en Israel puede significar ondear en público una bandera palestina.
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Hasta el momento, está siendo un mes sagrado tranquilo y que contradice los pronósticos de quienes, como el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista y antiárabe Itamar Ben Gvir, auguraban violencia no solo a raíz de las estrictas restricciones de acceso a Jerusalén impuestas, entre otros, a musulmanes jóvenes llegados de Cisjordania.
También la pronosticaban como consecuencia de la guerra en la Franja de Gaza -que ya ha causado más de 32.500 muertos en 175 días de ofensiva- o de la escalada de represión militar sin precedentes que vive Cisjordania, donde unos 125 palestinos ya han muerto este 2024, la mayoría en redadas israelíes en Yenín, Tulkarem, Nablus o Hebrón.
Junto al rezo del Ramadán, cientos de cristianos participaron también en la habitual procesión y misa del Viernes Santo por las callejuelas que desembocan en el Santo Sepulcro de la Ciudad Vieja, en una celebración años atrás multitudinaria.