Sídney (Australia).- La red social X se negó este sábado a cumplir una orden del regulador australiano para la ciberseguridad de eliminar algunas publicaciones relacionadas con el ataque con cuchillo de un adolescente contra un obispo en una iglesia cerca de Sídney esta semana.
Según un comunicado de X publicado en su cuenta corporativa para asuntos gubernamentales, la Comisión Australiana de Ciberseguridad ordenó a X que eliminara «algunas publicaciones en Australia que comentaban públicamente el reciente ataque contra un obispo cristiano».
Según la compañía, la Comisión advirtió a X que si no elimina esas publicaciones -que no fueron citadas de forma específica en el comunicado- deberá pagar una multa diaria de 785.000 dólares australianos (503.000 dólares o 472.000 euros).
«Estas publicaciones no violaron las normas de X sobre discursos violentos», se defendió la compañía. X consideró que «la Comisión de Ciberseguridad no tiene autoridad para dictar qué contenido pueden ver los usuarios de X en el mundo»
«Impugnaremos firmemente en los tribunales este enfoque ilegal y peligroso», añadió la empresa. Consideraron que la orden de la comisión reguladora «no está dentro del alcance de la ley australiana».
El ataque
Las autoridades australianas acusaron el viernes de terrorismo al adolescente de 16 años que atacó con un cuchillo una iglesia cristiana en Sídney, hiriendo a un obispo y a un sacerdote.
El menor está detenido después de que la noche del lunes se lanzara contra el obispo Mar Mari Emmanuel, de 53 años y líder de la iglesia asiria del Buen Pastor del distrito Wakeley, unos 30 kilómetros al suroeste del centro de Sídney, mientras oficiaba una misa retransmitida por internet.
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Poco después un sacerdote y otros feligreses acudieron en auxilio de este obispo logrando detener al menor. Según vídeos captados en el lugar, parece afirmar en árabe que sus acciones respondían a los insultos expresados por el religioso contra su religión.
Ese ataque motivó esa noche unas revueltas de centenares de personas en los alrededores de la iglesia que pedían que les entreguen al supuesto atacante.
Al día siguiente, la Policía australiana declaró como «un acto terrorista» con motivación extremista religiosa.