lunes, febrero 24, 2025
  • banner consultorio de visas

La mujer más rica y sola del mundo: siete matrimonios tóxicos, adicciones y anorexia

  • INTRANT - BANNER 720X90

La encontraron muerta en su suite del hotel Beverly Wilshire, Beverly Hills, Los Ángeles, en la mañana del 11 de mayo de 1979. Tenía solo 66 años y pesaba 40 kilos. El alcohol y las drogas demolieron su cuerpo: apenas comía, y la anemia hizo su trabajo.

El certificado de defunción fue escueto: infarto de miocardio. Su dinero cash, aún más: le quedaban solo 3600 dólares en efectivo.

Nació como Barbara Woolworth Hutton, en Nueva York, el 14 de noviembre de 1912 en una cuna de oro.

Su madre, Edna Woolworth, era una de las tres herederas más ricas del país: Helena, Jessie y ella, hijas del magnate Frank Winfield Woolworth, se casó con otro potentado: el bróker de Wall Street, Franklyn Laws Hutton. Su abuelo Frank, además, era el dueño de la cadena de almacenes más popular de los Estados Unidos: en 1917 abrió su local número mil en el corazón de la Quinta Avenida. Un modelo extremo del self made man. Hijo de una familia de granjeros ingleses, en 1900, bisagra entre los siglos XIX y XX, se lanzó a la conquista del american dream, pero en la primera etapa de la aventura lo abatió un grave mal. Sus padres contrataron a una enfermera, Edna, que no sólo lo asistió día y noche: se casó con él.

En 1915, la familia se mudó a una suite en el quinto piso del hotel Plaza de Nueva York, clave para los negocios de su padre: lo más cerca posible de Wall Street y del Gran Dinero.

Barbara cumplió allí cinco años, y su niñez blindada por millones de dólares se quebró de la peor manera: su madre murió y ella fue la primera en ver el cuerpo. Un trauma que la marcó a fuego.

El certificado de defunción dijo “Mastoiditis” (infección del hueso mastoideo del cráneo), pero el rumor a gritos –perfecto oxímoron– habló de suicidio con veneno por los agravios de su marido, un mujeriego de leyenda.

No hubo autopsia: es posible que así lo decidiera un juez amigo del viudo, previo pago de generoso cheque.

Barbara Woolworth Hutton empezó una vida solitaria. Su padre no se hizo cargo de ella, quedó en manos de sus abuelos, pero ambos murieron tres años después.

Desamparada, Barbara hereda la fortuna de su madre: 150 millones de dólares (un billón de hoy). Y a los doce años se convierte en la mujer-niña más rica del mundo.

Alumna del exclusivo colegio The Hewitt School, de Lenox Hill, su timidez y su inestabilidad emocional la convierten en blanco de burlas y de la crueldad infantil de sus compañeras.

A los catorce años vuelve a Nueva York para vivir con su tía Jessie: un tenue paso a favor que mitiga su timidez.

En 1930 cumple 18 años. Presentación en sociedad, según la usanza de la high society. La fiesta, desplegada con los infinitos recursos del lujos cuesta 60 mil dólares. Una fortuna en ese entonces. Tres años más tarde, en plena Gran Depresión, cierta prensa la crucifica por el derroche de dinero no sólo de aquella fiesta, también por el gastado en cada una de sus reuniones sociales.

Su padre, que la dejó a la deriva desde los cinco años, la manda a Europa para frenar la campaña de los diarios, advirtiéndole: “En adelante, todo hombre que se te acerque será para vivir de tu fortuna”.

Así, Bárbara empieza su tercera vida. Tiene sólo 21 años, dinero a océanos, belleza, pero también su depresión y caídas en la bulimia y la anorexia.

Y los cazafortunas huelen su vulnerabilidad.

Fuente: Infobae

En el foco

  • banreservas banner febrero

  • Intrant - Banner 300x300

  • educación futuro a mil 300x250

Explora más

  • Ministerio de Vivienda - Banner 300x600 9k viviendas