Los científicos subrayan que la fabimicina supera estos problemas al pasar a través de la capa externa de la célula, evadiendo los mecanismos de protección. Además, esta molécula evita eliminar bacterias comensales, aquellas que son beneficiosas para el cuerpo humano, otro de los problemas que presentan muchos de los tratamientos actuales.
En pruebas de laboratorio, la fabimicina tuvo un efecto sobre más de 300 tipos de bacterias resistentes a los medicamentos y redujo los niveles de bacterias dañinas en ratones con neumonía o infecciones del tracto urinario.
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«Dada la prometedora actividad de la fabimicina en modelos de infección en ratones y los datos alentadores de que la fabimicina es mucho más estable en plasma humano […] es razonable creer que su eficacia puede mejorar a medida que se usa para tratar infecciones en organismos superiores», añaden los investigadores, quienes concluyen que «la potencia» de esta molécula, «combinada con la aparente falta de resistencia preexistente», constituyen «un buen augurio».
Por ahora, el equipo se centrará en preparar la fabimicina para su uso en pruebas con humanos para eventualmente poder incorporarla a medicamentos ampliamente utilizados.