Ucrania.- Por primera vez en meses, los ucranianos esperan pasar hoy un día completo sin cortes de luz programados, y se mantienen estoicos mientras el país se prepara para un invierno difícil en medio de los efectos persistentes de los destructivos ataques rusos contra el sistema energético.
«No se prevén restricciones al consumo de electricidad para hoy», informó el martes el operador de la red eléctrica ucraniana Ukrenergo, mientras los ruidosos generadores portátiles se han aquietado por fin en todas las ciudades ucranianas.
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La mejora se debe tanto al descenso significativo de la temperatura como a la vuelta al trabajo de dos reactores nucleares tras el mantenimiento programado.
Si no se producen nuevos ataques, existe la posibilidad de que los ucranianos experimenten restricciones mínimas o ningún corte de electricidad en los próximos tres meses, según ha declarado a la televisión ucraniana el vicepresidente del Consejo de Supervisión de la empresa, Yuri Boiko.
Estoicismo
Es una buena noticia para los ucranianos, que en las últimas semanas han tenido que pasar la mayor parte del día sin electricidad.
Los cortes de electricidad se hicieron especialmente largos y frecuentes después de que la ola de calor agravara los efectos de la destrucción de más de 9 gigavatios de generación eléctrica por ocho ataques rusos con misiles y drones este año.
Aunque los cortes de electricidad han traído consigo una serie de inconvenientes y han afectado especialmente a las personas con discapacidad y a los ancianos, así como a los residentes de los modernos rascacielos de las grandes ciudades, Rusia apenas ha podido cosechar dividendos de su intento de influir en la determinación de los ucranianos o de dirigir su indignación contra las autoridades.
«Los cortes de electricidad no me parecen realmente una gran preocupación», declaró a EFE Valentina Rubizhanska, de Malí Burluk, un pueblo situado a unos 10 kilómetros de la frontera rusa, en la región nororiental de Járkov.
Allí los cortes se producen con regularidad debido a la destrucción de las líneas de transmisión eléctrica por los bombardeos rusos de la zona, y su familia utiliza un pequeño generador eléctrico si duran mucho.
Adaptación
«Estoy agradecida a Lvivoblenergo, operador local de la red eléctrica en la ciudad occidental de Leópolis, por cómo lo han gestionado, por cómo nos avisan siempre de los cortes», dijo a EFE Natalia Chistiakova, de 34 años y madre de dos niños, uno de 10 meses y otro de 3 años.
Su familia vive en un edificio moderno de Leópolis sin suministro de gas donde todo depende de la electricidad. En estos momentos, utiliza dos grandes acumuladores para almacenar electricidad y alimentar su apartamento durante los cortes, mientras que también ha utilizado cocinas de gas portátiles para cocinar los alimentos.
En su opinión, la mayoría ya se ha adaptado a los cortes de electricidad, que ahora son más sencillos de gestionar que en el invierno de 2022-2023, cuando Rusia estuvo a punto de provocar un apagón total.
«En invierno, a veces era deprimente estar tanto tiempo sin luz y me preocupaba no tener una conexión fiable a internet, ya que trabajo desde casa. Ahora es mucho más fácil, aunque no podamos utilizar electrodomésticos de alto consumo energético durante los cortes», dice Chistiakova.
Se avecina un invierno difícil
Aun así, se espera que este invierno vuelva a haber un gran déficit de electricidad y los cortes de luz pueden ser más graves que en el primer invierno de la invasión, creen muchos expertos.
No está claro cuánta capacidad eléctrica podrá restablecerse o construirse de nuevo para entonces.
Además, Rusia podría estar preparando ya otro ataque masivo, advierte Oleksandr Kovalenko, observador militar del grupo Resistencia Informativa.
En las últimas semanas, Rusia ha estado utilizando misiles de largo alcance con moderación, lo que es un claro indicador de que los está almacenando para otro ataque a gran escala, escribe en Telegram.
«No hay casi nada más que podamos hacer como familia para prepararnos», dice Chistiakova, quien explica que los acumuladores no son lo suficientemente potentes como para alimentar la calefacción de su apartamento.
Si la situación empeora drásticamente, la familia se trasladará a casa de sus padres, donde pueden utilizar gas y leña para calentarse.