viernes, mayo 3, 2024
  • Joyeria Javier 728

Abuso en la infancia, casi siempre quien lo comete es alguien cercano al menor

Serie de reportajes: Desenmascarando el abuso infantil 3/3

La psicoterapeuta Clarissa Guerrero explica que los “lazos afectivos” son el desafío crucial a la hora de abordar casos de este tipo

El abuso infantil en República Dominicana es un desafío latente, según datos de UNICEF, el 29% de las víctimas de delitos sexuales registrados son menores de edad. Día a día niños y adolescentes son presas de asociales que se encuentran camuflados en sus entornos familiares o escolares, y, que con promesas de regalos, se ganan poco a poco la confianza de los menores, quienes, sin saberlo, caen en un abismo de miedo, vergüenza y culpa, y, en ocasiones, cuando intentan denunciar a sus agresores, colisionan con la indiferencia o la negación de sus padres o tutores.

Ante este escenario de completa indefensión en las que algunos menores permanecen tras un abuso, la psicoterapeuta infantojuvenil Clarissa Guerrero explica que el principal desafío de los profesionales de la conducta al abordar este tipo de casos, es la cercanía o incluso, relación consanguínea que existe entre el menor, víctima de abuso sexual, y su agresor, pues existen “lazos afectivos importantes”. Resalta que por este motivo, la familia de la víctima generalmente opta por ignorar el abuso, “algo que como terapeutas no debemos de permitir”.

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Guerrero explica que algunas de las señales más comunes de un abuso sexual en un niño es a través de una sintomatología que puede variar entre dolores de cabeza, dolores de barriga, negarse a asistir a diferentes lugares, falta de energía, aumento o disminución en su apetito al momento de comer dependiendo cómo sean sus patrones. La psicóloga también señala que el sueño puede verse afectado con pesadillas o terrores nocturnos.

La especialista en intervención en psicoterapia cita además, que las víctimas de este tipo de agresión pueden presentar síntomas de ansiedad como la sensación de que no pueden respirar.  En este sentido, la especialista insta a descartar la posibilidad alguna patología o enfermedad.

En este orden, resalta que un menor que ha sido abusado sexualmente tendrá repercusiones físicas y mentales. “Pueden presentar dificultad en el apego con las personas y con crear una intimidad o una cercanía interpersonal”, destaca. De igual forma, indica que pueden desarrollar adiciones de todo tipo.

En cuanto a las relaciones sexuales y afectivas, la psicoterapeuta manifiesta que los adultos que en su infancia fueron abusados, tienden a cambiar de pareja muy frecuentemente, y usualmente no establecen una intimidad emocional con una persona aunque físicamente la pueda tener.

Medidas que se deben tomar después de descubrir un caso de abuso sexual infantil

Al detectar un abuso infantil o sexual, la profesional de la conducta establece que es fundamental creer lo que dice el menor, pues, explica que el trauma de la agresión, generalmente se instaura por la falta de protección, lo que ocasiona que el niño sienta que no es escuchado ni validado por su entorno social. “Créale al niño independientemente que usted sospeche que se trata de un llamado de atención,  es mejor creerle y descartar”, sugiere.

En este orden, la terapeuta pondera la importancia de que los niños, víctima de abuso, reciban terapia psicológica de manera oportuna,  pues la califica como primordial para el abordaje del trauma ocasionado. Las estrategias terapéuticas más utilizadas dependiendo de la edad, son  terapia de juego y las técnicas conductivo-conductual, lo que facilita el procesamiento del trauma al permitir que los niños representen simbólicamente sus eventos traumáticos, lo que puede ayudar en la asimilación de sus experiencias. 

Para prevenir un abuso sexual, la psicoterapeuta recomienda  un ambiente de supervisión constante al menor, evitando crear un ambiente ansioso, en este sentido, el padre o tutor debe proporciona seguridad al niño o adolescente mediante una escucha activa. Afirma que las personas que se encuentren alrededor del menor, víctima de una agresión sexual, deben empatizar y comprender el proceso por el cual atraviesa y brindar “contención emocional”.

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