miércoles, junio 26, 2024

Comprar un vehículo: ¿“Al cacarazo” o financiado?

A lo largo de los años, tener un vehículo propio ha sido un símbolo de libertad y comodidad para muchas personas. La posibilidad de pasear, movilizarse con mayor comodidad, evitar las largas filas en las paradas de transporte público, hacer turismo interno o incluso movilizarse en momentos de emergencia de salud, son solo algunas de las razones que motivan a las personas a adquirir un automóvil.

Sin embargo, al momento de tomar la decisión de comprar un vehículo, surgen diversas consideraciones que deben ser tenidas en cuenta. Una de las principales interrogantes es: ¿cómo es más conveniente adquirirlo? ¿Es mejor pagar el vehículo “al cacarazo” (de contado) o financiar una parte del costo total? ¿Nuevo o usado? Esta decisión dependerá de la situación financiera y las preferencias individuales de cada persona.

Mientras que un vehículo cero kilómetros ofrece garantías y tecnología actualizada, un automóvil usado puede representar una opción más accesible económicamente. Por tanto, la decisión de adquirir un vehículo va más allá de la simple necesidad de movilidad. Es una elección que involucra aspectos financieros, personales y de estilo de vida. Conocer los beneficios y consideraciones al respecto es fundamental para tomar una decisión informada y acertada.

¿Al contado o financiado?

Financieramente hablando, la decisión de adquirir un vehículo nuevo o usado depende de varios factores. Al comprar un vehículo nuevo, se obtiene la garantía del fabricante, se evitan gastos inmediatos de mantenimiento y reparaciones, y se accede a la última tecnología y características de seguridad. Sin embargo, los vehículos nuevos tienden a depreciarse rápidamente en los primeros años, lo que puede significar una pérdida de valor significativa al momento de venderlos en el futuro.

Por otro lado, al comprar un automóvil usado, generalmente se puede obtener un precio más bajo en comparación con un vehículo nuevo. Además, la depreciación inicial ya ha ocurrido, por lo que el valor del automóvil tiende a mantenerse más estable con el tiempo. Sin embargo, es posible que se requiera más mantenimiento y reparaciones inmediatas al adquirir un automóvil usado.

Por tanto, si se busca minimizar la depreciación y los costos iniciales, un vehículo usado puede ser la opción más conveniente financieramente. Por otro lado, si se valora la garantía del fabricante y las últimas características tecnológicas, un vehículo nuevo podría ser la elección adecuada.

Cabe destacar que es importante realizar una evaluación detallada de los costos totales a lo largo del tiempo, incluyendo el precio de compra, el seguro vehicular, la depreciación esperada, el mantenimiento y las reparaciones previstas. Esta evaluación financiera personalizada ayudará a determinar cuál opción es más conveniente en términos financieros.

Inicial

Al adquirir el financiamiento para un vehículo, es recomendable tener ahorrado al menos el 20% del costo total del vehículo antes de solicitar un préstamo. Este porcentaje de pago inicial puede ayudar a reducir la cantidad prestada, lo que a su vez puede resultar en tasas de interés más bajas y en pagos mensuales más manejables. Además, tener un pago inicial sustancial puede demostrar responsabilidad financiera y mejorar las posibilidades de obtener la aprobación del préstamo.

Aunque el porcentaje ideal puede variar según la situación financiera individual y las condiciones del mercado, el objetivo general es minimizar la cantidad prestada para evitar una carga excesiva de deuda y reducir el riesgo financiero. Por lo tanto, tener un porcentaje significativo del costo del vehículo ahorrado antes de buscar financiamiento es una práctica financiera prudente.

No cedas a la presión social

Cuando una persona adquiere un vehículo, ya sea pagado completamente o financiado, solo por presión social, puede enfrentar diversas consecuencias negativas. La presión social puede influir en la toma de decisiones financieras, llevando a adquirir un vehículo que quizás no se ajuste a la situación económica real o a las necesidades individuales.

Por ejemplo, si una persona adquiere un vehículo pagado completamente solo por presión de terceros, podría encontrarse en una situación de estrés financiero si el costo del vehículo es demasiado elevado en relación con sus ingresos y gastos mensuales. Esto podría llevar a dificultades para cubrir otros gastos básicos o para mantener un fondo de emergencia.

Por otro lado, si la presión social lleva a alguien a adquirir un vehículo mediante financiamiento, podrían enfrentarse a pagos mensuales que sobrepasan su capacidad de pago, lo que podría resultar en el incumplimiento de los pagos y afectar negativamente su historial crediticio.

En ambos casos, la presión social puede conducir a decisiones financieras poco saludables que impactan la estabilidad económica y emocional de la persona. Por ello, es importante tomar decisiones financieras basadas en la situación individual, las metas personales y una evaluación realista de la capacidad de pago. Evitar ceder a la presión social y, en su lugar, tomar decisiones informadas puede ayudar a evitar situaciones financieras difíciles en el futuro.

Otros costos

Antes, durante y después de adquirir un vehículo nuevo o usado, es importante considerar una serie de costos adicionales que pueden impactar significativamente en tu presupuesto. Algunos de estos costos incluyen: impuestos y tasas, costos de seguro (que varían según el tipo de vehículo, tu historial de conducción y la cobertura deseada), inspección y mantenimiento inicial (especialmente si es usado), depreciación y costos operativos (como el combustible, reparaciones imprevistas y posibles peajes o estacionamiento). Además, si planeas vender o intercambiar el vehículo en el futuro, considera los costos asociados con la preparación para la reventa, así como cualquier pérdida potencial en valor que pueda ocurrir.

Seis puntos a considerar

1. Necesidad: Antes de adquirir un vehículo, evalúa si es realmente necesario. Considera la conveniencia, el uso que se le dará y si existen alternativas de transporte que puedan ser más adecuadas.

2. Presupuesto: Establece un presupuesto realista que tenga en cuenta los costos de adquisición, mantenimiento, seguro y otros gastos relacionados con el vehículo. Lo ideal es que los pagos mensuales no excedan del 15-20% de tus ingresos mensuales.

3. Pago inicial: Si optas por financiar, asegúrate de tener ahorrado al menos el 20% del costo total del vehículo como pago inicial. Esto puede ayudar a reducir la cantidad prestada y a obtener mejores condiciones de financiamiento.

4. Comparación: Antes de tomar una decisión, compara diferentes opciones de vehículos y préstamos. Considera tanto el precio del vehículo como las tasas de interés y los términos del préstamo.

5. Impacto: Evalúa cómo la adquisición del vehículo afectará tu situación financiera a corto y largo plazo. Considera el impacto en tus ahorros, tu capacidad para cubrir otros gastos y tu estabilidad financiera general.

6. Presión social: Evita tomar decisiones basadas únicamente en la presión social. Asegúrate de que la adquisición del vehículo esté alineada con tus metas financieras y tu capacidad real de pago.

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