domingo, abril 28, 2024

Corrupción, violencia y muerte: la realidad que pretende cambiar el fútbol griego

Londres.- Un aficionado del AEK asesinado; otro, del Aris de Salónica, acuchillado hasta la muerte por ultras del PAOK. Cientos de detenidos cada temporada, bengalas presentes en cada partido, y la última: Juankar, jugador español del Panathinaikos, en riesgo de perder parte de su audición por un petardo.

Es la realidad del fútbol griego, una historia de violencia, corrupción y muerte a la que Giannis Alafouzos, presidente del Panathinaikos, ve un hilo de esperanza: que el Gobierno aplique castigos más duros.

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Alafouzos, máximo mandatario del Panathinaikos desde 2012, atiende a EFE días después de que Juankar, canterano del Real Madrid y con pasado en el Real Betis, el Real Zaragoza y el Granada, entre otros, tuviera que ser trasladado al hospital cuando en el derbi ante el Olympiakos, los aficionados rivales le tiraron un petardo.

«Aún no está bien, perdió la consciencia, perdió el equilibrio, no podía oír. Quizás pierda una pequeña parte de la capacidad auditiva», explicó el presidente, que confía en que se castigue al Olympiakos, actual líder de la competición.

«El Olympiakos está siendo investigado. La regla es muy clara, si cualquier miembro del equipo, ya sea jugador o miembro del cuerpo técnico, es agredido, el equipo pierde el partido por 3-0 y te quitan un punto. No jugarán partidos sin aficionados, no existe esa regla».

No fue hasta 2022, cuando un aficionado del Aris fue acuchillado por otro del PAOK, que las autoridades decidieron aumentar la sentencia, desde el máximo de seis meses hasta los cinco años, por ofensas relacionadas con el fútbol.

«La falta de castigos es una de las grandes causas de la violencia en Grecia», aseguró Alafouzos. «Las autoridades son muy laxas con los agresores, y por eso, cuando jugamos en Europa, rara vez hay violencia, porque la UEFA es mucho más estricta. Hace 40 años, cuando era estudiante en Inglaterra, la policía llegó el primer día de universidad y nos dijo: ‘Estamos fuera de los pubs, si causáis problemas os cogeremos’. Era la forma de avisarnos de que nos meteríamos en líos. Es una solución muy simple, que las autoridades apliquen las leyes».

Una de las próximas medidas que pretende implementar el Gobierno griego es que si se una persona se encuentra en posesión de bengalas o petardos en las cercanías de un estadio, el equipo será responsable de ello y será castigado con un partido a puerta cerrada. Si reincide, el castigo se multiplicará.

«Si esto ocurre, acabaremos con estos incidentes», dijo Alafouzos, quien mantuvo que los griegos han visto durante años la violencia como una forma de manifestarse.

«La violencia en Grecia nunca ha sido aceptable, pero se ha visto como una forma de manifestarse, de quejarse. Por eso en manifestaciones políticas veías a gente lanzando cócteles molotov y esto era penalizado como una ofensa menor si te detenían, no te podían meter en la cárcel, pero esta cultura está cambiando y mejorando».

Esta imagen que Grecia da al mundo de inestabilidad y violencia, tiene un precio económico, a su juicio: «No hay inversión extranjera. Ninguna».

«¿Quién querría invertir? Tenemos un sistema corrupto en el que solo gana un equipo, que es el que controla la federación, los árbitros, las sanciones a otros equipos. No tenemos ninguna inversión del extranjero, porque en Grecia tenemos mucha corrupción en la federación y en los árbitros, esto ha mejorado, no es perfecto, pero ha mejorado mucho en los últimos cinco años», agregó Alafouzos.

El Olympiakos ha ganado 22 de las últimas 27 ligas, además de haberse clasificado para la Champions League en 20 de las últimas 27 temporadas, con el espaldarazo financiero que eso supone. Según Alafouzos, el Olympiakos recibe de la Champions 30 millones de euros, mientras que los ingresos anuales totales del Panathinaikos solo alcanzan los 10 millones.

Para respaldar sus acusaciones, Alafouzos menciona al colectivo arbitral, en entredicho desde hace años y que ha obligado a la UEFA a mandar a árbitros extranjeros para los partidos más importantes, especialmente desde que el presidente del PAOK se personó en el campo con un arma.

«Lo que pasaba hace años es que como un equipo controlaba la federación y la federación era la que asignaba los árbitros, los árbitros se iban a comportar bien con ese equipo. Y no tengo quejas hacia los árbitros, porque si tienes esta situación en tu país y es una práctica común, o te ajustas a esta realidad o no trabajas. Esto por fortuna ha cambiado en los últimos años».

Para que el cambio sea completo, Alafouzos pide que la federación griega sea elegida por los equipos de la liga y no por los representantes de 55 regiones griegas.

«Estos pueden sufrir presiones o amenazas por un equipo que busca controlar la federación, es fácil que haya corrupción. Este es el problema histórico del fútbol griego».

Pese a todos estos problemas, el presidente del Panathinaikos confía en que los pasos que se están dando sean los adecuados y en que en unos años el fútbol griego esté limpio.

«No hay país en Europa que sea perfecto, pero hay grados de problemas. Si la perfección es el 100 %, los países más avanzados están en torno al 80 o 90 %, en Grecia estamos al 50 o 60 %».

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