La Habana.- El Gobierno de Cuba anunció este miércoles que en dos días aplicará la pospuesta alza de más del 400 % a los precios minoristas de los combustibles, punta de lanza de un controvertido plan de ajuste para tratar de sacar al país de su profunda crisis económica.
Con este incremento y otras fuertes subidas en las tarifas del agua, la electricidad y el transporte interprovincial el Gobierno pretende reactivar la economía nacional y reducir el abultado déficit público, aunque muchos economistas independientes han dudado de la eficacia y coherencia de las medidas.
Según informaron medios oficiales, el anuncio se realizó en una conferencia de prensa en la que participaron dos ministros y a la que no fueron invitados los medios internacionales acreditados en la isla.
Una vez puesta en marcha la subida, la gasolina regular pasará de los 25 pesos (CUP) actuales a 132 (de 0,21 dólares a 1,1, al cambio oficial para personas físicas). Los precios minoristas de otros combustibles experimentarán incrementos similares.
Esto quiere decir que un cubano deberá pagar 5.280 CUP (44 dólares) para llenar un tanque de 40 litros, cuando el salario promedio estatal apenas supera los 4.200 CUP (35 dólares, al cambio oficial, pero 14,5 en el extendido mercado informal).
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En la conferencia de prensa se informó igualmente que este 1 de marzo entrarán asimismo en vigor las subidas en las tarifas del agua y la electricidad que a raíz de la suspensión del alza de los combustibles fueron de igual forma congeladas «hasta nuevo aviso».
El también anunciado incremento del transporte interprovincial (de hasta un 600 %) no se va a aplicar por el momento, como tampoco el aumento del 25 % de la balita (cilindro) de gas licuado.
Impacto inflacionario
En la comparecencia, el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, aseguró que el Ejecutivo es «consciente» de que la medida tiene «un impacto inflacionario», ya que el combustible «es un producto transversal a toda la economía», según informó la web oficial Cubadebate.
El ministro agregó que el Gobierno cubano ha adoptado un «grupo de decisiones» que «atenúan» el «impacto» inflacionario de esta medida, en referencia posiblemente a la decisión de no aplicar las subidas previstas a los mayoristas.
El Gobierno cubano había asegurado previamente que estas medidas sólo se aplicarían cuando las condiciones estuviesen dadas y que se apoyaría a los colectivos vulnerables, aunque por el momento no se ha indicado públicamente quiénes son estos grupos de población ni cómo van a ser ayudados.
Regueiro agregó que los precios actuales de los combustibles «no reconocen los costos reales en los que incurre el país» al adquirirlo en el exterior: «Eran precios desactualizados y generaban subsidios por el Presupuesto del Estado».
El Gobierno cubano anunció por sorpresa en diciembre pasado un gran plan de ajuste con el objetivo de «corregir distorsiones» que ha generado una gran controversia en el país por las difícil situación en que viven la gran mayoría de cubanos.
Además de estas subidas, el plan contemplaba una nueva devaluación del peso, todavía en fase de estudio, y el fin progresivo de los subsidios universales a productos para dar paso a un sistema de ayudas a las personas necesitadas.
La isla cerró 2023 con una contracción del producto interno bruto (PIB) de entre el 1 y el 2 % (con lo que aún sigue por debajo del nivel de 2019) y avanzó que el déficit público este año se situará en el 18,5 %, por quinto año consecutivo en unas abultadas cifras rojas.
Las dificultades económicas crónicas de Cuba han degenerado desde hace tres años en una grave crisis por la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y decisiones en la política macroeconómica, comercial y monetaria nacional.
La situación se evidencia en la escasez de básicos (alimentos, combustibles, medicinas), una inflación galopante, frecuentes apagones y una creciente dolarización de la economía. El consiguiente descontento ha generado protestas y la mayor oleada migratoria en décadas.