Científicos de varios países han detectado concentraciones récord de metales pesados en los organismos de peces de la Amazonía ecuatoriana, un fenómeno relacionado con el aumento de la extracción industrial y artesanal de recursos naturales en esta selva, principalmente de oro de los lechos fluviales.
Los expertos consideraron, además, que esos nuevos patrones de contaminación aumentan las amenazas silenciosas contra la supervivencia de los pueblos que habitan en la selva amazónica, considerada uno de los principales pulmones del planeta.
Y es que «el Amazonas es el ecosistema de agua dulce con mayor biodiversidad del mundo», que se ve amenazado por el creciente impacto de la contaminación, concluyó el estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Las Américas (UDLA), de Ecuador.
La investigación también ha contado con la colaboración de la oficina en Ecuador del Fondo Mundial para al Naturaleza (WWF), el estatal Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) y el Royal Ontario Museum (de Canadá); y ha contado con la financiación del la Agencia para el Desarrollo (DGD) de Bélgica.
Según los investigadores, la contaminación que ha generado el incremento de los metales pesados en los organismos de los peces amazónicos es la minería, la industria petrolera y la deforestación de la selva.
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«Es especialmente preocupante el aumento de mercurio (Hg) en la cuenca amazónica, que ahora asciende a más de 800 toneladas anuales, la mayor parte de las cuales se vierten al ambiente durante la extracción y refinamiento de oro», precisó el Inabio en un informe sobre el estudio.
La investigación ha revelado patrones de acumulación de metales pesados en peces de las cuencas hidrográficas de los ríos Napo y Pastaza, incluidos los afluentes Aguarico, Cuyabeno y Bobonaza.
El estudio ha implicado el análisis de 360 especímenes de peces que representan a 58 especies, y se ha evaluado la concentración de metales como aluminio, arsénico, cadmio, cromo, cobre, helio, manganeso, níquel, plomo, zinc y mercurio.
«Los resultados revelan que 15 especies y 53 especímenes individuales de peces exhiben concentraciones de metales pesados que superan los estándares recomendados, con niveles elevados de aluminio (Al), arsénico (As) y mercurio (Hg)», añadió la fuente.
Además, remarcó que este fenómeno «plantea amenazas particulares para los humanos y la biodiversidad», especialmente para las poblaciones indígenas y de sectores rurales de la selva, cuya alimentación dependen de la pesca de dichos peces.
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Algunas investigaciones en las zonas tropicales de América del Sur han advertido de que la rápida expansión de las industrias petrolera, de extracción de oro, hierro y cobre generan una contaminación ambiental generalizada con concentraciones importantes de arsénico, cadmio, cromo, cobre, mercurio, níquel, plomo y estaño.
«La contaminación por mercurio es la más preocupante, ya que se asocia con el deterioro de la función cardiológica y neurológica, una actividad enzimática reducida y un aumento del estrés oxidativo, especialmente en las mujeres», agregó.
Otros efectos documentados son «el incremento en el riesgo de cáncer de pulmón, teratología fetal, convulsiones y pérdida de audición en la infancia e insomnio en adultos, pérdida de memoria y daños al sistema nervioso central y a los riñones».
Este tipo de contaminación también afecta a cetáceos de agua como los delfines rosados (inia geoffrensis), también conocidos popularmente como bufeos; y los delfines tucuxi (sotalia fluviatilis), «severamente amenazados en la Amazonía ecuatoriana», añadió el Inabio en su informe.
Las instituciones involucradas en el estudio se han comprometido a «monitorear y complementar la información para documentar de manera sostenida e integral los impactos persistentes de la contaminación por metales pesados en la región amazónica ecuatoriana y la Amazonía occidental en general», agregó la fuente.