El mundo recuerda este domingo 25 de diciembre a George Michael, ídolo del pop británico, con ascensión asimismo en las listas de éxitos de los Estados Unidos, quien falleció a los 53 el Día de Navidad de 2016.
Su muerte estuvo al principio rodeada de misterio, al punto que se especuló acerca de si él mismo había dispuesto quitarse la vida, como también hubo rumores de que el deceso acaeció de manera violenta. Nada de eso era cierto.
Aun así, todavía en el pasado verano, exactamente en la edición de un diario madrileño fechada el sábado 2 de julio, se aseguraba esto en un titular: «El misterio sin resolver de su muerte». Pero no hubo tal intriga.
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Georgio Kyriacos Panayotou era su auténtica identidad, hijo de padre grecochipriota que, instalado en Londres, puso un restaurante; su madre era bailarina, natural de Gran Bretaña.
George se interesó por la música pop desde temprana edad, se ganaba unas libras esterlinas ejerciendo de «disc-jockey» (ahora ese cometido está a cargo de los Djs., que viene a ser lo mismo, en apócope) en un local juvenil, hasta que se integró en una banda de «ska», uno de los ritmos que en la adelantada Inglaterra surgieron a mediados del decenio de los 70.
Su siguiente paso lo dio con su amigo Andrew Ridgeley, fundadores de Wham, que hizo mucho ruido, hasta que siempre tratando de evolucionar por sí mismo dio en convertirse en solista a partir de 1986.
Su carrera musical
Adoptando el nombre de George Michael para su carrera musical, prescindiendo del suyo propio en griego, llegó a vender más de cien millones de discos, durante las cuatro décadas que duró su triunfal carrera. Canciones como «Faith» y «Carless Whisper» fueron las más celebradas de su autoría.
Tuvo otras también muy difundidas, caso de «Wake me up before you go go» (Despiértame antes de que te vayas vayas, repetido ese vocablo a propósito); «Freedom 90»; «Everything she wants (Todo lo que ella quiere) y una especialmente controvertida, «I want your sex» (Quiero tu sexo), demasiado atrevida, con una letra más que erótica que no gustó a los directivos de las principales cadenas radiofónicas de los Estados Unidos, quienes se negaron a incluirla en sus programas.
Ello, no obstante, contribuyó a potenciar en USA el nombre del cantautor pop inglés, dotado de una voz singular propia de un tenor, que utilizaba a menudo los falsetes. Siempre admiró a sus compatriotas Paul McCartney y Elton John, lo mismo que al norteamericano de color, invidente, Stevie Wonder.
Con el primero de los citados, cantó a dúo «Healt the pain», una melodía que George le dedicó, emocionado. Fue afortunado también cuando la mítica Aretha Franklin, reina del soul, aceptó unir sus dos extraordinarias voces.
Fuente: Agencias