domingo, abril 28, 2024

FALSO IGUALITARISMO DEMOCRÁTICO

Usar fábulas democráticas para controlar la conciencia de diputados y senadores, por la vía de sentimientos partidarios y de la justicia política, al darle la potestad a uno en desmedro de los derechos de otros, es pura demagogia. Ignoraba muchas cosas al momento de ser electo senador de la República, desconocía procedimientos parlamentarios, cometí errores, pero nunca desde la mala fe que jamás imaginé anidada en ambas cámaras, sin importar las banderías políticas.

Son válidas las contradicciones políticas, siempre y cuando esta se lleven desde los medios decentes, amparados en virtudes, en lugar de sostenerla en los vicios ancestrales que sobreviven, sin tapujos, en el quehacer institucional, político y democrático del país. Se trata de ganar la partida caiga quien caiga, sin importar los medios, lo que cuenta es el fin, porque la presidencia del Senado o de la Cámara de Diputados, en lugar de ser un medio para alcanzar metas políticas, democráticas, sociales y electorales superiores, es un fin personal o individual del poder, en sí misma.

Consideramos que estamos debilitando el sistema político y constitucional, creado en ambas cámaras del Congreso, pues, de esta forma, deja de responder a las necesidades impostergables de la población y de la sociedad, en superar el agotamiento institucional y la ataraxia burocrática, la cual demostramos cada día, con nuestra incapacidad para resolver, pacíficamente, nuestras propias contradicciones hasta en los anteproyectos de leyes, como es el caso de la Seguridad Social, el Código Penal,  por citar algunos ejemplos.

Son motivos de escándalos en la opinión pública hasta la conformación de las comisiones, pues después de nueve días de iniciada la legislatura del 16 de agosto, la Comisión Coordinadora solo ha podido constituir 17 de las 30 comisiones, por culpa de intereses expresados por los distintos grupos operativos de poder sobre el Senado y los colegas comprometidos con esos sectores.

Decía Napoleón Bonaparte, que Dios está siempre con quien disponía de más cañones, pero un aforismo reza: quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Sirvan pues estos relatos para que, desde el Congreso de la República, podamos tejer nuevas redes de confianza, eficiencia y efectividad con los cuales reinventar nuestras formas colectivas de concebir el poder, los mercados, nuestra identidad y también nuestra riqueza democrática.

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