viernes, abril 26, 2024

Folletos, videos y youtube, los maestros de médicos

Ver el espectáculo político, sanitario y escolar que se ha montado para negarle el derecho a la educación a la ciudadanía dominicana, tanto la preuniversitaria como la universitaria, es la peor muestra del Cine Negro en la cual ha devenido el sistema democrático, social y cultural de la nación.  Cada quien oculta sus obligaciones y sus responsabilidades buscando un culpable, sin detenerse a pensar en la solución del problema.

Pensemos en que la educación es instrucción, entrenamiento, aprendizaje, la formación de la personalidad y la virtud.  Que esta función se desarrolla en el individuo en tres canales: lo formal, una labor que se realiza en la escuela; lo no formal, un suceso que se genera en el hogar, en el vecindario y en el entorno familiar, y el canal informal, en el cual intervienen los medios de comunicación, la presión social, las modas, la imitación, la publicidad y las redes sociales.  Deberíamos, los políticos, los médicos y los profesores, pasar balance a estos aspectos antes de analizar las decisiones que tomamos para el cumplimiento de padres, alumnos y maestros.

Es que la inteligencia, como resultado de la función Enseñanza-Aprendizaje, es dialógica, se crea a partir del lenguaje, pues ese lenguaje se construye por medio de hábitos afectivos, hábitos cognitivos, hábitos psicomotores, hábitos operativos y hábitos cognoscitivos. Son estos hábitos los consignatarios de la inteligencia, cuyo único destino es cambiar la conducta de las personas, sean estas estudiantes pre-universitarios, universitarios, los padres y los mismos maestros.

Piensen un momento en la inteligencia de nuestros bachilleres y profesionales, si les es posible alcanzar la excelencia educativa con folletines, videos en un celular o en un ordenador, Wikipedia y YouTube, sin tomar en cuenta los instrumentos pedagógicos y didácticos que validen un verdadero aprendizaje.  Soy médico de profesión, especializado en Podología, nunca pensaría en entrenar un médico pasante venido de un sistema escolar en estas condiciones.

Invito pues, a todos cuantos tienen responsabilidad directa e indirecta en la solución de estas impostergables demandas de la sociedad y de los ciudadanos, a dialogar renunciando a los orgullos personales, y centrarse en el verdadero protagonista de esta historia, el pueblo dominicano.

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