Estamos ante una innegable multicrisis global de consecuencias impredecibles, en el contexto de crisis simultáneas e inéditas sanitarias, económicas, alimentarias y geopolíticas.
El mundo se encuentra ante el desafío del fin de la globalización y el inicio de una fragmentación económica, que amenaza con destruir lo logrado en los últimos 30 años, donde empresas y gobiernos se empeñaron en globalizar servicios, tecnología, comunicación y finanzas, pero, sobre todo, edificada la misma en la supremacía del dólar, la moneda de uso planetario para el intercambio comercial.
Nos encontramos ante una situación que cambiará el curso de la historia, porque en este sincronizado contexto han llegado juntos todos los trastornos de la vida cotidiana de los ciudadanos de todo el planeta, la pandemia del coronavirus y, con está, la interrupción en la cadena de suministros, el atraso y encarecimiento del transporte marítimo, sobre todo por la crisis de los contenedores, la emergencia alimentaria que se ha recrudecido, como consecuencia de la guerra Rusia-Ucrania, que ha creado distorsiones en el abastecimiento de indispensables commodities agrícolas, que producen ambas naciones, y principalmente el resurgimiento de los nacionalismos y regionalismos, que avizora construirá una nueva era de aislacionismo, de todos aquellos países que le den prioridad a sus asuntos internos, y a su particular visión de protección a sus intereses locales.
Negar la megacrisis existente es uno de los más infantiles errores que está cometiendo el equipo del Gobierno del Cambio. Al tratar de esconderla lo único que están logrando es más cuestionamiento ciudadano ante los funestos resultados de las acciones oficiales, que no pueden mejorar mágicamente, porque son la mayoría de factura exógena. El pueblo les comprendería mejor si explicara la calamidad en que vivimos, asumiendo una política de sinceridad, solidaridad y empatía con los sectores más vulnerables de la población.
El Gobierno del Cambio no tiene la experiencia ni los vínculos sociales básicos para gestionar una crisis de esta dimensión. Simple, porque una parte importante del alto funcionariado público responde a intereses corporativos divorciados de los problemas básicos de la gente, que son empleo, alimentación y seguridad, auténticos temas de prioridad para la casi totalidad de nuestra ciudadanía.
La idiosincrasia del pueblo se impone ante modelos y tendencias. Los dominicanos no queremos inventar, tenemos temor a dar un salto al vacío o volver a confiar en quien no sabe gobernar, y ha puesto su mira en quien sí tiene la experiencia para enfrentar las graves situaciones en la que nos encontramos, además de la capacidad para entender el reordenamiento mundial y las relaciones internacionales para buscar amainar los efectos devastadores de la crisis para nuestra nación.
El único que puede salir airoso de las secuelas que nos dejará la multicrisis para el año 2024 es el expresidente Leonel Fernández, algunos al leer esto dirán que es una exageración nuestra afirmarlo, pero está comprobado que gobernar se aprende gobernando, y solo Leonel ha gestionado un contexto internacional parecido, como lo fue la crisis financiera global del 2008, que se desató debido al colapso de la burbuja inmobiliaria en EUA, que contagió al sistema financiero estadounidense y después al mercado internacional, dejando una profunda crisis y creando una recesión de liquidez bursátil y alimentaria.
Porque el pueblo no es tonto, está identificándose con Leonel y son varias las razones que lo hacen, salvo una jugada del destino, ser el favorito para volver a ser presidente de nuestra patria, veamos:
1. La proverbial sensatez de Leonel será sumamente necesaria para unir a todo un país, que estará conmocionado por los efectos de una crisis que será catastrófica, porque somos una economía de servicios dependiente del turismo, de las zonas francas y las remesas de nuestra diáspora, sectores que estarán gravemente afectados;
2. Leonel como no es sectario, utilizará los mejores hombres y mujeres de la nación para la tarea ingente de reconstruir nuestra economía; no mirará diferencias partidarias para convocar al liderazgo de la República para tales fines;
3. Ningún político dominicano está más actualizado e informado sobre los problemas del mundo que Leonel, como lector voraz, se conoce todo en cuanto a las razones y consecuencias de la crisis, no tendrá miedo a buscar soluciones prácticas y autóctonas para sacarnos de la calamidad en que nos encontraremos;
4. Leonel se maneja con mucha destreza con los sectores conservadores y con los poderes fácticos, pero su pensamiento es de centroizquierda, y, por ende, no obedece a intereses corporativos y sus sabias decisiones siempre serán para beneficios de los más, no de los menos;
5. Leonel es el único intelectual pragmático que conoce la intríngulis de nuestra sociedad, y buscará fórmulas que correspondan al carácter idiosincrático de los dominicanos; el haberse criado en Villa Juana lo hace entender a la gente simple del pueblo, a los ciudadanos de a pies;
6. Leonel no tiene prejuicios sociales y mucho menos raciales; usará en su gobierno a todos sin distinción, negros, mestizos, mulatos y blancos, sin miramiento, utilizará a los que mejor le puedan ayudar, buscará a los resolutos, a los que dan resultados, a los que hacen realidad los proyectos, no a los teóricos que hablan bonito, pero que no dejan realizaciones;
7. Con Leonel tendrán una incidencia fundamental los políticos; Leonel sabe como nadie que los empresarios no están formados para el servicio público, sino para hacer riquezas, sabe también que los oportunistas no son de nadie, y Leonel no cambia su leal por allegados de último momento, pero, sobre todo, tiene una credibilidad inigualable, porque hace honor a la palabra empeñada, algo muy escaso en los líderes de esta media isla;
8. Leonel cree en consultar a la población, a todos los sectores de la República, y de ser necesario lo volverá a hacer para garantizar apoyos y consensos a las delicadas decisiones que necesiten el respaldo popular; en dos ocasiones llamó a diálogos nacionales, que tuvieron resultados muy fructíferos;
9. Leonel conoce quién dará resultados, y en qué posición o cargo lo hará mejor, algo sumamente importante para bien gobernar, porque designar técnicos en posiciones en donde se necesitan ciudadanos con gran vocación de servicio social-político, él sabe que fracasarán, y viceversa. Leonel comprende que los políticos de calle no buscan nada en designaciones muy técnicas, no lo duden, escogerá un gran equipo para reencauzar el país en la ruta del progreso;
10. Con sus amplísimas relaciones internacionales buscará apoyo a sus iniciativas donde sea necesario, tocará cuantas puertas, sobre todo de sus aliados a nivel mundial, para buscar solución a los problemas nacionales. Leonel tiene una gran creatividad en buscar alternativas viables a intrincados problemas.
Leonel Fernández por cuarta vez subirá las escalinatas del Palacio Nacional, con un apoyo casi unánime de la sociedad dominicana, hasta de muchos que lo han adversado, porque saben que solo a él se le puede entregar un país en el nivel de crisis en que se lo entregará el Gobierno del Cambio en el año 2024.
Por tal razón, un grupo de sus amigos, pertenecientes a otros litorales políticos, hemos decidido conformar una sólida coalición electoral, que se llamará GRAN ALIANZA NACIONAL POR LA RENOVACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL (GANAREMOS), que será una plataforma de apoyo político- electoral de partidos políticos , agrupaciones y movimientos reconocidos, y también de los que no tienen personería jurídica ante la Junta Central Electoral, para buscar los votos de la diferencia, a los fines de que Leonel gane las elecciones en mayo del 2024, ya sea en primera o segunda vuelta.
GANAREMOS buscará sumar un millón de votos, por lo menos adicionales al de la Fuerza del Pueblo, al proyecto renovador que lidera el expresidente Fernández. Como bien se expresa en el nombre de esta alianza, haremos reformas significativas en lo social y en lo económico, vamos a sacar al país de la crisis. Les aseguro que será una gestión histórica, porque Leonel vuelve reinventado, deseoso de servirle a su pueblo, solo comprometido con las causas populares, y más convencido en su destino histórico de dejar una impronta de realizaciones en favor de las grandes mayorías nacionales.
Es que, en momento de crisis como en el que vivimos y sus catastróficas secuelas, la historia nos convoca a utilizar sus mejores hombres, sus grandes estadistas, aquellos signados por el destino a cambiar hasta el curso fatídico de la providencia, aquellos que están dispuestos a luchar hasta contra la naturaleza, ¡y, lograr vencerla!