En nuestro país se ha instalado la errónea creencia de que los cargos de mayor incidencia en la administración pública deben ser desempeñados por personas de larga tradición en la burocracia, los llamados “funcionarios de carrera”.
Se considera que el desempeño de una persona con ese perfil tiende a ser más eficiente que un “novato”, sobre quien a priori recae la presunción de que va a “inventar” a la función de Estado.
Sin embargo, el tiempo ha demostrado que esa percepción no solo ha sido equívoca, sino que ha servido para sembrar estereotipos que actúan contra las naturales aspiraciones de quienes tienen la formación y la vocación de servicio y la disposición para desempeñarse con la eficacia que requieren determinadas funciones públicas.
Un caso específico es la Dirección General de Aduanas (DGA), una de las agencias gubernamentales que forma parte de la columna vertebral del Estado, en razón de que sobre ella recae una parte muy importante de las expectativas de recaudación de ingresos, sin los cuales el Gobierno no puede desenvolverse y financiar sus múltiples obligaciones.
Supongo que muchos se sorprendieron cuando el presidente Luis Abinader designó al licenciado Eduardo Sanz Lovatón (Yayo) como director general de Aduanas al asumir en agosto de 2020, pues no se le conocía—al menos de manera preponderante—vinculaciones directas con el mundo aduanal.
No hay duda de que Yayo Sanz ha tenido un desempeño altamente eficaz, no solo en lo relativo a la recaudación de aranceles—que ha sido excelente—sino en otras cuestiones por las cuales casi nunca se juzga la labor de un director de Aduanas.
En este aspecto de las recaudaciones ha roto récord, a pesar de ejercer durante un periodo de alta complejidad para todos los sectores y a nivel mundial, debido a la prolongada dificultad derivada de la pandemia de coronavirus.
La implementación de mecanismos de desaduanización rápida, tanto para los importadores como para facilitar las exportaciones, tales como despacho en 24 horas y exporta más (exporta+), han sido vehículos de eficientización innegable para la gestión.
De los datos más relevantes hay que referir los controles en los puntos de ingreso al país, es decir, puertos, aeropuertos o puestos fronterizos, en los cuales han sido incautadas más de 400,000 armas de fuego.
Esto ha sido posible por la implementación de avanzados instrumentos de control, que en el caso de las armas tienen un gran impacto en la lucha contra la criminalidad, pues probablemente la mayoría iría a manos de delincuentes.
Sin exageración podemos decir que la administración de Miguel Cocco ha sido referente de eficiencia recaudatoria, y la de Yayo Sanz, además de recaudación, es paradigma de modernización.