El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha vuelto a protagonizar otro momentazo en público. No se trata de ningún tropiezo ni caída, una arma con el que sus detractores intentan desprestigiarle y las redes sociales se mofan a partes iguales.
El mandatario celebró el primer aniversario de la Ley de Reducción de la Inflación. Para ello, abrió las puertas de la Casa Blanca a seguidores demócratas, entre los cuales había muchos niños, dado el período estival.
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Antes de promocionar sus logros, Biden soltó un comentario improvisado. En su mente quizás era una broma, pero sus palabras han dado que hablar: el presidente reprochó que los padres no compran helados como Dios manda a los críos.
No es ningún mensaje críptico ni tiene algo que ver con la política. De hecho, pilló a contrapié a los allí presentes, que atinaron a reír cuando uno de los hombres más poderosos del mundo les dijo en su cara que compran helados cutres a los pequeños de la casa.
«Quiero decirles una cosa a sus hijos. Conozco algunas heladerías realmente buenas por aquí. Papá se lo debe, así venidme a ver después», soltó en plena comparecencia de prensa en la Sala Este de la Casa Blanca.
