A propósito del el nacimiento de la hija de Ana Obregón por gestación subrogada en Miami, se ha reabierto el debate ético sobre la obtención de bebés mediante esta técnica de reproducción asistida.
El vientre de alquiler o la gestación subrogada es la práctica por la que con un previo acuerdo con otra persona o pareja, una mujer queda embarazada con un óvulo ajeno al suyo y da a luz a un bebé para esa otra persona o pareja, las cuales se convierten en padres del bebé.
El óvulo utilizado para la gestación suele proceder de la madre intencional o de una donante de óvulos.
Desde su comienzo como práctica comercial en los años 1970, la gestación subrogada suscita fuertes controversias éticas, legales y sociales.
Las distintas posiciones respecto a la subrogación se diferencian principalmente entre aquellas que la consideran como el ejercicio de la libertad individual y alternativa gubernamental contra la baja natalidad y las que la consideran una forma de explotación y denigrante hacia la mujer.
Esta práctica solo está permitida en un número muy reducido de países y en algunos, solo en algunos estados o provincias y no en todo el país. La situación legal de esta práctica es diferenciada y va desde la prohibición expresa hasta la reglamentación detallada, pasando por la ausencia de legislación que la mencione de manera directa en algunos países.
Los contratos exigen derechos y obligaciones de cada una de las partes, especialmente de la madre gestante. Y en ellos se deja claro que el objeto del contrato es que los padres biológicos «encargan» un bebé y la madre de alquiler «se compromete a llevar a término el embarazo y dar a luz el bebé con ayuda de las técnicas de reproducción asistida».
Antecedentes
Uno de los pioneros de esta práctica en Estados Unidos fue el abogado Noel Keane. En 1976, Míchigan, un amigo de su hermana preguntó a Keane si podía conseguir que una mujer fuese inseminada por un hombre y gestase un bebé para él y su propia mujer que no podía concebir. Keane puso un anuncio en periódicos para estudiantes y contactó con una mujer dispuesta a dicho acuerdo. Fue entonces cuando Keane negoció y escribió el primer acuerdo formal entre una pareja casada y una gestante subrogada en Estados Unidos. Keane abrió una clínica para dedicarse al negocio de la gestación subrogada.
En 1984, en Nueva Jersey, Mary Beth Whitehead contactó, por un anuncio en prensa, con el Centro de Infertilidad de Nueva York, dirigido por Keane. En este caso, una pareja (los Stern) llegaron a un acuerdo de subrogación por el que la Whitehead se sometería a un proceso de inseminación artificial con el esperma de William Stern.
Whitehead dio a luz en 1986 y entregó el bebé, conocido a partir de entonces como Baby M. Un día después de la entrega, Whitehead se arrepintió e intentó recuperarlo. En 1987 los juzgados dieron validez al acuerdo de subrogación y concedieron la custodia legal a los Stern. Un año después, en 1988 la Corte Suprema de Nueva Jersey revocó la validez del acuerdo de subrogación pero mantuvo la custodia legal para los Stern considerando que era en el mejor interés para el niño y concedió a Whitehead un régimen de visitas.
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En 1988, debido a la repercusión del caso Baby M, el estado de Míchigan aprobó una ley para prohibir completamente la gestación subrogada. Lo cual llevaría a Keane a cerrar su clínica en Míchigan y continuar el negocio en otros estados.12 Entre 1976 y 1997, Keane arregló alrededor de 600 acuerdos de este tipo,10 en los que él cobraba 10.000 dólares y la gestante otros 10.000 dólares, además de unos 5.000 dólares en gastos médicos.
Países que lo permiten
Entre los que la han dotado de un marco legal se encuentran: Portugal,Grecia, Reino Unido, Bélgica y Países Bajos, aunque con distintos matices.
Así, por ejemplo, en Bélgica se exige que sea altruista, que haya una relación biológica de alguno de los dos padres, y que no haya sido posible la maternidad con alguna de las técnicas de reproducción asistida.
Igualmente en los Países Bajos, es nulo el contrato económico, sólo lo puede ser altruista, la gestante puede quedarse con el hijo, el material genético debe provenir del padre y la madre intencionales, y deben ser aprobados por una Comisión Nacional.