Un terremoto de magnitud 4,3 según la escala Richter sacudió esta tarde el norte italiano y se pudo sentir desde Trieste, en la frontera con Eslovenia, hasta Bolonia, más próxima al centro, aunque no se notificaron daños por el momento.
El sismo fue registrado por el centro de Investigaciones Sismológicas del Instituto Nacional de Oceanografía y Geofísica Experimental-OGS de Trieste con epicentro en la provincia de Rovigo, a 8 kilómetros de profundidad, informó el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV).
En esa misma zona del valle del Po se sucedió una importante secuencia sísmica entre mayo y junio de 2012, que afectó a las provincias de Rovigo, Módena, Ferrara, Reggio Emilia, Bolonia y Mantua, provocando 26 víctimas mortales, centenares de heridos y gravísimos daños al patrimonio artístico y a las infraestructuras.
«La zona afectada por el sismo se caracteriza por peligrosidad sísmica media, como lo demuestra el Mapa de Peligrosidad Sísmica del territorio nacional y por los fuertes sismos ocurridos en el pasado», indicó el INGV.
Por el momento los servicios de emergencia no han recibido ninguna solicitud de asistencia tras el terremoto, al que siguió una réplica con una magnitud de 2.
La preocupación por la actividad sísmica de Italia se ha centrado en las últimas semanas en el sur del país, principalmente en la zona de los Campos Flégreos en la provincia de Nápoles, donde se suceden los temblores debidos al fenómeno del «bradisismo», derivado de zona volcánica subterránea y que podrían ser preludio de una erupción.
De hecho, este mes el Consejo de Ministros de Italia aprobó un decreto ley con medidas urgentes como la asignación 52 millones de euros para analizar riesgos y un plan de evacuación de esta zona, donde viven cerca 500.000 personas.
