El reciente enfrentamiento entre agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y miembros de la Policía Nacional, que resultó en la trágica muerte de varios agentes de la DNCD, ha sacudido la confianza pública en nuestras instituciones de seguridad. El viernes pasado, lo que debería haber sido una operación de inteligencia y detenciones se convirtió en una escena de violencia y confusión, dejando muchas preguntas sin respuesta.
Ante tales acontecimientos, es imperativo que el Ministerio Público asuma un rol central e imparcial en la investigación de este suceso. Aunque las autoridades han mencionado un intercambio de disparos, la comunidad merece una explicación completa y transparente. No es suficiente con afirmar que los agentes abatidos estaban involucrados en actividades delictivas; es esencial entender cómo y por qué se desencadenó este fatal desenlace.
Las circunstancias que rodean este incidente son preocupantes. ¿Cómo es posible que, después de haber sido detenidos y esposados, los agentes de la DNCD se vieran envueltos en un intercambio de disparos? Este detalle no solo es alarmante, sino que también pone en tela de juicio la conducta y los protocolos de las fuerzas involucradas.
Esta situación no solo requiere una investigación exhaustiva, sino también transparente. El pueblo dominicano merece saber que sus instituciones de seguridad actúan con integridad y respeto por la ley. La falta de claridad y la percepción de ocultamiento solo sirven para alimentar la desconfianza y el escepticismo hacia aquellos encargados de proteger y servir.
