martes, mayo 14, 2024

Yogi, el polémico monje hindú del que depende el futuro de la India

Lucknow.- Decenas de hombres bailan en una de las principales intersecciones de la capital del estado indio de Uttar Pradesh, que este lunes celebra la última fase de votación de las mayores elecciones regionales del mundo, al ritmo de una cacofonía de música y pitidos sobre la que se elevan dos nombres: Yogi, actual jefe de Gobierno, y el dios hindú Ram.

El sacerdote hindú Yogi Adityanath, del partido nacionalista Bharatiya Janata Party (BJP), se juega la reválida tras cinco años al frente del estado norteño, que con sus 200 millones de habitantes es el de mayor ascendencia política nacional del país.

Son unas elecciones regionales clave para el BJP y el primer ministro, Narendra Modi, consideradas tradicionalmente como un termómetro del ánimo político del país e interpretadas en clave nacional de cara a los comicios nacionales de 2024.

RELIGIÓN Y POLÍTICA

Político controvertido, Yogi es criticado por sus oponentes por su hinduismo radical y sus ataques a la minoría musulmana india, y defendido por sus seguidores como un gobernante infatigable dispuesto a corregir los males que afligen a uno de los estados más pobres del país asiático.

El nombramiento de Adityanath como jefe de Gobierno de Uttar Pradesh en 2017 causó sorpresa por su duro perfil de nacionalista hindú.

Pero para sus seguidores, como los que bailan en Lucknow portando bufandas con la flor de loto del BJP y banderas azafrán, color sagrado del hinduismo, esta mezcla de religión y política no suscita ningún problema.

Aunque llegó al mundo en 1972 bajo el nombre de Ajay Mohan Singh Bisht y cursó estudios superiores en su juventud, en 1994 recibió el nombre de Yogi Adityanath al entrar a formar parte del templo monástico de Gorakhnath, según recoge el escritor Shantanu Gupta en su muy benévola biografía «El monje que se convirtió en jefe de Gobierno».

Adityanath pasó a dirigir el monasterio en 2014 tras la muerte de su mentor y, pese a ser descrito como un asceta siempre vestido de azafrán que ha renunciado al mundo por su condición de monje, ha estado inmerso en la vida política desde su iniciación, al igual que los sacerdotes que le precedieron.

Con solo 26 años fue elegido parlamentario a la Cámara Baja india por Gorakhpur, la localidad de Uttar Pradesh donde se sitúa su monasterio y donde se presenta también en las elecciones actuales, y ha sido reelegido sucesivamente desde entonces.

LÍDER ANTIMUSULMÁN

Conocido por sus discursos incendiarios, Yogi es acusado de promover una serie de políticas que buscan marginalizar a la minoría musulmana, 38 millones solo en Uttar Pradesh y cerca del 15 % de la población en todo el país de acuerdo con el último censo de 2011.

El monje hindú plasmó en una ley con penas de cárcel la teoría conspirativa de la «yihad del amor», según la cual los hombres musulmanes engañan a mujeres hindúes para convertirlas al islam.

Comenzó su mandato pisando fuerte, con una cruzada por la moral de las jóvenes que se plasmó en las «brigadas anti-Romeos» y con una estricta vigilancia de los mataderos ilegales de vacas, animal sagrado por el hinduismo, que según organizaciones pro derechos humanos sirvió para demonizar a los musulmanes.

Durante 2019, una ley pensada para naturalizar a inmigrantes irregulares de países vecinos, vista como discriminatoria por los musulmanes al incluir solo a fieles de otras religiones, desató grandes protestas con una importante presencia femenina que fueron reprimidas con dureza por las fuerzas de seguridad bajo el mando de Adityanath.

«En aquel momento, Yogi afirmó que los hombres están sentados en casa y las mujeres protestando en la calle (…). Dijo que enseñaría una lección a cada una de esas mujeres que recordarían durante años», recuerda a Efe la activista por los derechos de las musulmanas Naish Hasan desde un café de Lucknow.

UN LÍDER INFATIGABLE

El partido nacionalista hindú BJP descarta sin embargo estas acusaciones, y centra su estrategia electoral en una mezcla de logros económicos y religiosos.

Gaurav Bhatia, abogado y portavoz nacional del BJP, enumera a Efe el «excelente rendimiento» de los cinco años de mandato de Adityanath: mejora de la seguridad en el estado, menor desempleo, cero tolerancia para la corrupción…

El portavoz, inmerso en unas elecciones por fases que comenzaron el pasado 10 de febrero tras meses de campaña y cuyos resultados se darán a conocer este jueves, pinta también el cuadro de un líder infatigable durante la pandemia del coronavirus.

«Su padre murió cuando estaba ocupado visitando varios distritos para supervisar los preparativos, porque la segunda ola (de la covid-19) golpeó el país muy duramente (…) y no pudo ni acudir al funeral de su propio padre», explica Bhatia.

Una leyenda que permea también las biografías de Gupta, quien señala que «trabaja durante 18-20 horas al día y espera lo mismo de su equipo» así como que «pasar tiempo con las vacas en el refugio vacuno de su monasterio es una parte integral de su rutina diaria».

Según a quién se pregunte, Adityanath es el posible sucesor de Modi como primer ministro en un futuro no muy lejano o un poderoso rival interno del que el actual líder indio preferiría librarse.

Pero la atacada minoría musulmana -que Bhatia prefiere denominar «la segunda mayoría más grande» de la India-, describe como catastrófica que Yogi siga en el poder en Uttar Pradesh.

David Asta Alares

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