Tras medio siglo en la carretera, Joaquín Sabina, no ha logrado vencer su miedo escénico. «Siempre creo que voy a defraudar al público», confesó ante el respetable que le aplaudía con ganas en el Instituto Cervantes, en cuya acorazada Caja de las Letras depositó ayer un legado.
La institución homenajeó al legendario cantante, poeta de seductora voz quebrada, juglar simpático y querido, que departió sobre lo divino y lo humano con otros poetas y amigos, el director del Cervantes, Luis García Montero, Benjamín Prado y la periodista Nativel Preciado, reseñó EFE.
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Sabina expresó que nunca se sintió cantante, pero que si un bibliófilo y lector empedernido, que el dinero jamás le preocupó, o que hacer sonetos es muy distinto de hacer canciones.
«No he superado jamás el miedo escénico y siempre creo que voy a defraudar al público»
Escritor de sonetos y de un puñado de canciones ancladas en la memoria colectiva de varias generaciones, ha vendido millones de discos y aún llena pabellones, plazas de toros y salas de conciertos en multitud de países.
Pero no piensa volver de inmediato a los escenarios. «Me encuentro bien, me he portado como un ciudadano ejemplar, no he salido, he llevado mi mascarilla, he seguido fumando y bebiendo, pero no pienso volver a los escenarios mientras la gente ande con mascarillas, no pueda levantarse, fumar o tomar una copa y me temo que eso, en Latinoamérica sobre todo, no será hasta dentro de un año y medio, por lo menos. Entonces volveré para decir hola y adiós», aseguró.
Fuente: EFE