Desde hace semanas he estado leyendo y escuchando un ruido en medio de las expectativas y la anticipación de los anuncios de los funcionarios que han de acompañar al presidente Luis Abinader en los próximos cuatro años de gobierno.
Una de las tantas cosas que se han escuchado es la posible elección del excandidato al Senado, Guillermo Moreno, para ocupar la vacante que dejará Miriam Germán Brito como procuradora general de la República, luego de una brillante gestión en ese organismo y con una prolongada e intachable trayectoria en la carrera judicial sin mostrar afinidad a ningún partido.
Germán fue la pieza angular del compromiso asumido por Abinader de erigir un Ministerio Público independiente y apartidista, una idea que la mayoría de la sociedad respalda para estamparla en una posible reforma a la Constitución.
Por eso, escuchar el nombre de Guillermo Moreno para este puesto causa ruido, porque es una idea contraproducente a lo que promueve el presidente de la República: una justicia independiente y apartidista.
Esperemos no sea así, y que pueda ocupar cualquier otra posición, si existe algún compromiso de campaña, por la salud de la gestión de gobierno.
Más aún, entiendo que cualquier cosa que huela a Guillermo en el núcleo familiar desencaja con la promesa de Abinader.
El presidente no puede retroceder; debe mantener la coherencia con la que ha gobernado. Es lo prudente.