Para estas mujeres, la elección reproductiva que más puede cambiar su vida, como es la de quedarse embarazada, no se presenta como una verdadera elección.
Cuando una mujer queda embarazada sin desearlo, sus alternativas son básicamente dos: intentar interrumpir el embarazo mediante un aborto inducido, o continuar con el mismo y dar a luz a un hijo que, probablemente, tampoco será deseado.
El embarazo no deseado es un problema común, con consecuencias graves sobre la salud y la situación social de las mujeres, sus hijos y familias, así como sobre la población en general.
Además, también se ha dejado claro que el embarazo no deseado no es solo una responsabilidad individual y de la pareja, sino de toda la sociedad.
Es un compromiso de todos responder ante ambas situaciones, ya que los embarazos no deseados son, en gran medida, una responsabilidad social.
Para mitigar las consecuencias del aborto inducido es esencial:
• Revisar la legislación vigente sobre interrupción voluntaria del embarazo y asegurar que, cuando se cumplan las causales para acceder a un aborto legal, las mujeres no encuentren barreras para recibir el servicio ni sufran un trato discriminatorio y de calidad deficiente.
Es intolerable observar cómo ni siquiera las niñas violadas por sus padres o las mujeres con retraso mental que sufren abuso sexual tienen acceso a un aborto legal en muchos países, aunque los instrumentos legales establezcan claramente su derecho al aborto en estas circunstancias.
Las causales que permiten un aborto legal varían en los distintos países, los extremos están representados por Chile y El Salvador, donde el aborto está prohibido en toda circunstancia, y Cuba y Guyana, países que lo autorizan sin ninguna restricción.
Entre estos dos extremos, la legislación varía, aunque en la mayoría de los países el aborto está permitido cuando el embarazo fue resultado de una violación o cuando está en peligro la vida de la madre.
Existen algunos intentos recientes en lugares específicos (como la ciudad de México) para ampliar la legislación y agregar otras circunstancias como el peligro para la salud de la mujer embarazada.
• Garantizar todas las mujeres el acceso a servicios para la atención del aborto incompleto o complicado, según se establece en el programa de acción de El Cairo y en la mayoría de las constituciones de la Región derecho a la protección de la salud.
La atención tras el aborto debe incluir la evacuación uterina completa con técnicas eficaces y seguras, la atención a las complicaciones y asesoramiento y servicios de planificación familiar de calidad.
Es lamentable que los servicios de salud no cuenten con personal adiestrado para la interrupción legal del embarazo, de hecho, en la actualidad existen métodos instrumentales y farmacológicos que son muy seguros y eficaces, los sistemas de salud deberían procurar poner estas nuevas tecnologías al alcance de quienes las necesitan.
Los buenos servicios de atención a las complicaciones del aborto contribuyen a evitar embarazos no deseados, ya que las mujeres que han tenido un aborto inducido corren mayor riesgo de tener otro subsecuente, como resultado de la persistencia de las mismas circunstancias que contribuyeron al primero (falta de información o de acceso a servicios de anticoncepción, entre otros).
Si durante la atención tras el aborto se establece una buena relación con la paciente, se le da información sobre la reproducción y la anticoncepción y se le ofrecen métodos adecuados, se habrá contribuido a romper este ciclo y se ayudará a miles de mujeres.
Tan esencial como ayudar a las mujeres que recurren al aborto para evitar un hijo no deseado, es apoyar a aquellas que continúan con el embarazo mediante:
• Programas de apoyo especial para madres solteras y jefas de hogar, para ayudarles a hacer compatibles sus tareas fuera y dentro del hogar.
• Revisión de la legislación laboral vigente para eliminar la importante discriminación que aún sufren las mujeres, caracterizada por la «doble jornada» (trabajo remunerado fuera del hogar, sumado a las actividades domésticas), la jefatura de hogar femenina y los menores salarios a igualdad de responsabilidades en comparación con los hombres.
• Oportunidades especiales para que las mujeres adquieran autonomía económica, como subsidios y préstamos para el establecimiento de microempresas.
• Apoyo a las adolescentes para que emprendan proyectos productivos.
• Becas de estudios para contribuir al desarrollo de las jóvenes y al cambio consecuente en sus expectativas reproductivas.
• Campañas para evitar la discriminación de las adolescentes embarazadas en las escuelas, situación que las lleva a abandonar sus estudios.
• Revisión de la legislación y de los procedimientos para la adopción, con el fin de facilitarla.
• Promoción del compromiso del hombre en la práctica anticonceptiva y en la salud reproductiva, en general.
• Esfuerzos multisectoriales constantes para avanzar hacia una mayor igualdad entre los géneros en todos los ámbitos.
Los programas oficiales, la opinión mundial y los mensajes que reciben las parejas por distintos canales promueven una familia poco numerosa. Sin embargo, los mismos que sustentan esta postura no parecen reconocer la responsabilidad social ante el embarazo no deseado.
Mientras la mujer sufre las graves consecuencias del aborto clandestino sobre su salud, seguridad y dignidad, la sociedad cierra los ojos ante el hecho de que los programas de anticoncepción tienen una cobertura y calidad deficientes, y de que los limitados recursos para la atención de la salud se están gastando en tratar, con una calidad limitada, por cierto, las complicaciones de abortos que podrían evitarse.
Si los abortos y sus complicaciones se previnieran, los recursos podrían orientarse hacia otros problemas de salud reproductiva, para los que las soluciones no están al alcance todavía.
Además de estas responsabilidades que la sociedad no debería soslayar, es importante agregar una más: millones de embarazos no deseados culminan en el nacimiento de niños cuyas necesidades básicas no pueden ser satisfechas por sus madres y familias.
Enfrentar y encontrar soluciones para los niños y jóvenes abandonados, que viven en condiciones de carencia física, emocional y social, es también una responsabilidad ante la que ningún miembro responsable de la sociedad puede cerrar los ojos.
Por lo que el Fondo de Población de las Naciones Unidas UNFPA analiza, este año, las condiciones reales de los embarazos no intencionales y su repercusión que tienen en las sociedades, los países y el desarrollo a escala mundial en general.
Estas condiciones, tal y como presentan en el informe, son consecuencia de la pobreza y de niveles más bajos de resultados académicos y participación en la fuerza laboral, además de la exposición a la violencia y la coacción, por lo que más del 60 por ciento de los embarazos no intencionales terminan en aborto.
De acuerdo a los datos, a escala mundial prácticamente la mitad de los embarazos no son intencionales, esto se traduce en la asombrosa cifra de 121 millones de embarazos no planificados cada año en todo el mundo.
El material refiere que es una crisis invisible, ya que uno de cada dos embarazos se gesta en el cuerpo de una persona que no ha elegido el embarazo o a la maternidad con plena convicción, o que no tenía previsto tener hijos en ese momento, con esa pareja, en esas circunstancias.
Durante la elaboración del informe, han descubierto que la falta de acceso y de información no es más la principal explicación de los embarazos no intencionales. Los recientes hallazgos identifican como los factores claves los efectos secundarios o el hecho de haberlos tenido, la ausencia de relaciones sexuales frecuentes y la oposición de otras personas.
El informe Estado de la Población Mundial 2022 del UNFPA, denominado «Visibilizar lo invisible: La necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales», reúne las pruebas más recientes sobre el embarazo no intencional y la repercusión que tiene en las sociedades, los países y el desarrollo a escala mundial.
El evento contará con los siguientes ponentes Harold Robinson, director regional del UNFPA para América Latina y el Caribe, y la doctora Virginia Camacho, Asesora Regional del UNFPA en Salud Sexual y Reproductiva.
Así como con la intervención de Luis Mora, representante de UNFPA en Marruecos; Pilar Cancela Rodríguez, secretaria de Estado de Cooperación Internacional; y Guillermo González Antón, presidente de SEDRA-FPFE (Federación de Planificación Familiar).
UNFPA presentará hoy miércoles 30 de marzo un informe sobre el Estado de la Población Mundial 2022, basado en los embarazos no planificados que ocurren cada año en todo el mundo.
Visibilizar lo invisible: informe sobre el alcance y el impacto de esta crisis desatendida
En formato online, es necesaria la previa inscripción para visualizar el evento en el siguiente enlace.