Redacción.- Argentina colocó este martes en el mercado doméstico letras y bonos del Tesoro en moneda argentina por un valor efectivo total de 1,76 billones de pesos (unos 4.737 millones de dólares / 4.411 millones de euros), informaron fuentes oficiales.
En la operación de este martes, la primera que hace el Tesoro tras el triunfo del libertario Javier Milei en las elecciones presidenciales del pasado domingo, se licitaron diversos instrumentos financieros, con vencimientos entre febrero de 2024 y agosto de 2025.
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Según precisó el secretario de Finanzas de Argentina, Eduardo Setti, con esta licitación el Tesoro logró refinanciar vencimientos por 1,52 billones de pesos y obtener financiación neta adicional.
En declaraciones a la prensa, el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, derrotado el domingo en la segunda vuelta electoral de Milei, dijo que la de este martes ha sido la última de las licitaciones de deuda de este año.
«El balance más importante del día de hoy es que teníamos la última licitación de financiación del año. Era una licitación muy importante», afirmó Massa.
Inicialmente, el calendario de licitaciones del Tesoro preveía otra colocación la semana que viene y otras dos en diciembre, descartadas tras el resultado electoral y con una transición en marcha para la investidura de Milei el próximo 10 de diciembre.
En 2020 el Gobierno argentino comenzó a recurrir al mercado doméstico de deuda como estrategia de financiación ratificada en el programa de facilidades extendidas sellado con el Fondo Monetario Internacional, en marzo de 2022.
El objetivo de estas licitaciones ha sido obtener financiación para hacer frente a los sucesivos vencimientos de deuda del Tesoro y, además, captar la liquidez de pesos argentinos y tratar descomprimir así la fuerte demanda de compra de dólares por parte de los inversores, que es creciente con vistas a la llegada de Milei a la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre.
El presidente electo mantiene su idea de dolarizar la economía, alimentando entre los inversores la demanda del «billete verde» antes de que ese cambio radical en la política monetaria se concrete a tasas de cambio superiores a las actuales.