La actividad en la fisura volcánica que entró en erupción esta semana en la península islandesa de Reykjanes sigue reduciéndose y los expertos parten de que la erupción casi ha concluido por completo por el momento.
«Los científicos que han volado sobre los cráteres confirman que ya no hay actividad eruptiva visible y que los cráteres parecen haberse extinguido, aunque todavía se pueden ver rescoldos en el lecho de lava», informó el último boletín de la Oficina Meteorológica de Islandia (IMO, por sus siglas en inglés).
La institución agregó que la actividad parece haberse reducido durante la noche o la madrugada de este jueves, después de que ayer todavía se contabilizasen dos cráteres activos.
«Sin embargo, es posible que todavía haya un flujo de lava en túneles cerrados, por lo que todavía sería prematuro declarar la erupción como concluida«, advirtió la IMO, según cuyos expertos hay que mantener la cautela ya que la situación podría cambiar rápidamente, aunque no hay señales de que el magma se esté acumulando en otros puntos.
Que la actividad haya dejado de ser visible en la zona de Sundhnúksgíga es «el mejor regalo de Navidad que podríamos haber recibido», según dijo hoy el vulcanólogo Þorvaldur Þórðarson en un programa de televisión.
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El experto señaló que esto forma parte de un «escenario clásico» en estos casos, en los que el magma se acumula y alcanza tanta presión que termina saliendo a la superficie con una gran potencia inicial que luego decae rápidamente.
Según dijo Þórðarson, es posible afirmar con seguridad que la erupción ha terminado.
Debido a la reducción del riesgo para la próxima población de Grindavík, las autoridades han permitido a los vecinos regresar a sus casas a lo largo del día, aunque no podrán dormir allí porque todavía no se considera seguro pernoctar en la localidad.
La primera ministra islandesa, Katrín Jakobsdóttir, anunció ayer medidas para extender el periodo de alojamiento temporal ofrecido a los residentes de Grindavík hasta la próxima primavera, mientras que el alcalde advirtió de que harán falta numerosas reparaciones hasta que el lugar vuelva a ser habitable.
La lava del volcán no ha alcanzado por el momento ninguna estructura humana, pero los terremotos que han precedido a la erupción han causado grietas y desperfectos en la localidad, de unos 3.600 habitantes.
El volcán comenzó a expulsar magma en la noche del lunes al martes a través de una grieta de unos 4 kilómetros de largo. En un primer momento, los chorros llegaron a alcanzar una altura de 120 metros de altura, mientras que el flujo era de unos 300 metros cúbicos por segundo.
No obstante, y a lo largo del martes la actividad comenzó a reducirse de forma significativa.