Madrid (EFE).— El pastor evangélico acusado de apropiación indebida por la presunta sustracción de más de 500.000 euros donados por el exfutbolista del Atlético de Madrid Jackson Martínez negó este martes los hechos y aseguró que el exjugador colombiano estaba informado y autorizó todos los movimientos realizados con el dinero.
Te puede interesar:Mayo de 2025 dejó huellas imborrables en el deporte de América
La Audiencia Provincial de Madrid celebró el juicio contra Tomás G.M., para quien la Fiscalía solicita cuatro años de prisión, una multa de 3.000 euros y el pago de una indemnización de 516.271 euros, cantidad que correspondería a donaciones efectuadas a la iglesia que dirigía.
Según el Ministerio Público, el acusado aprovechó su acceso a la cuenta bancaria de la congregación para realizar 17 retiradas y transferencias a su cuenta personal, con importes de hasta 100.000 euros, bajo conceptos como “anticipo” o “nómina”. El fiscal sostiene que el total del desfalco asciende a 516.271 euros, procedentes íntegramente de aportaciones realizadas por Jackson Martínez.
La acusación también señaló que el pastor utilizó parte del dinero para la compra de un vehículo valorado en más de 30.000 euros, cancelar su hipoteca y entregar 260.000 euros a su hijo para la adquisición de un chalé en Boadilla del Monte (Madrid).
Durante la vista oral, el tesorero de la iglesia declaró que al detectar una donación de 250.000 euros, el pastor le pidió que “no dijera nada” a los fieles, alegando que el donante no quería que se hiciera público, extremo que el propio Jackson Martínez negó ante el tribunal.
El exfutbolista, que actualmente se dedica a la música cristiana, confirmó que donó más de medio millón de euros con el objetivo de apoyar la difusión del evangelio y explicó que en 2020 descubrió que los fondos no habían sido destinados a la iglesia. Aseguró que pidió al pastor la devolución del dinero, sin éxito.
Varios miembros de la congregación declararon como testigos y afirmaron que tuvieron conocimiento del desfalco tras un revuelo interno provocado por otras acusaciones que afectaban al pastor, quien finalmente fue expulsado por unanimidad de la iglesia.
La defensa sostuvo que el chalé adquirido en Boadilla del Monte funcionó como sede de la iglesia, aunque los testigos matizaron que las actividades religiosas se realizaban habitualmente en distintas viviendas de los fieles. El hijo del acusado reconoció que la vivienda está a su nombre y que allí residen él, su padre y la esposa de este.
Tomás G.M. solo respondió a las preguntas de su abogada y reiteró que informaba “por teléfono” a Jackson Martínez de todos los movimientos financieros, asegurando que fue el propio exfutbolista quien autorizó la compra del vehículo y del inmueble.
El acusado negó haber recibido nunca una solicitud formal para devolver el dinero y subrayó que la denuncia parte de los actuales miembros de la iglesia y no directamente del donante.







