Santo Domingo. – Faltando tres días para finalizar el 2024, una evento inesperado transformó para siempre a la familia Portorreal (apellido ficticio): el cuerpo sin vida de su patriarca colgaba en una habitación de la casa, sin signos de violencia, ni rastro de que alguien pudo haber penetrado a la residencia aquella fatídica mañana.
No había ningún evento previo que les alertara que el suicidio era una opción que rondaba la cabeza de su pariente, pero todos los elementos de la triste escena apuntaban a que una depresión pudo ser el detonante.
Ahora los familiares meditan sobre los días antes del momento en que el patriarca dio el paso a la muerte, para descifrar las señales que quizás pudieron evitar que tomara una decisión tan drástica. Pero, al igual que las miles de familias que atraviesan la misma situación, las preguntas abundan más que las respuestas.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) considera que los comportamientos suicidas no son fáciles de explicar, ya que no son el resultado de un solo factor o suceso. Es decir, que los elementos que llevan a un individuo a quitarse la vida son variados y complejos, y no deben explicarse de manera simplista.
Por eso, los profesionales de la salud mental sostienen que para entender el comportamiento suicida se deben considerar la salud física, la salud mental, los sucesos estresantes de la vida y las circunstancias sociales y culturales.
De acuerdo a datos del Boletín Demográfico y Social 2024 sobre Suicidio de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), en República Dominicana se contabilizaron 2,483 suicidios entre 2019 y 2023.
Durante este periodo, la tasa de suicidio osciló entre 6.60 y 7.13 por cada 100, 000 personas de 6 años y más, siendo el año 2021 el de mayor cifra con 7.13 suicidios por cada 100,000 personas de 6 años y más. Asimismo, se verifica que el año 2023 registró un ligero aumento de la tasa de suicidio de 0.56 por cada 100,000 personas de 6 años y más.
En el análisis, se destaca un incremento en los suicidios entre jóvenes adultos de 20 a 34 años, promediando 173 casos anuales. Además, una persistente alta incidencia en personas de 65 años o más.
Las informaciones recopiladas en este informe revelan que entre 2019 y 2022, la mayoría de los suicidios se vincularon a la depresión o a problemas de salud mental, representando el 59.52% de los casos. También se verifica que en un 19.29% de los suicidios no se declaran los motivos, un 14.70% está relacionado con conflictos familiares, violencia intrafamiliar y de género, un 2.98 por problemas económicos y el 2.74% por otros problemas de salud.
Los hombres tienen mayor tendencia al suicidio
Una mirada a los datos del 2023, muestra que por cada 100 mujeres que se suicidaron, 619 hombres tomaron la misma decisión.
También, existen diferencias marcadas en los registros de suicidios entre zonas urbanas y rurales, ya que se verifica que para el período 2019-2023 el 78.8% de los suicidios fueron en la zona urbana, y el restante 21.2% en la rural.
Al respecto, el médico reconocido psiquiatra Héctor Guerrero Heredia sostiene que, pese a que considera que República Dominicana presenta números bajos en comparación con otros países, “en el 90% de los casos, el suicidio es el producto final de una enfermedad de base no tratada”.
Abordaje de trastornos de salud mental y el suicidio
Pilar Sánchez, psicóloga clínica y CEO de la Fundación Ángeles de La Guarda, un centro de salud mental para la prevención de suicidios, afirma que hablar de este flagelo es un estigma que no se ha derribado en la sociedad, impidiendo una intervención a tiempo que pueda evitar la pérdida de la vida.
“Eso impide entonces que el abordaje sea íntegro, oportuno, que lleguemos a tiempo a esas familias, a esas personas, a esos individuos que tienen necesidades qué atender y que, lamentablemente, llegamos a enterarnos con el desenlace final”, expresó Sánchez.
La especialista, que habla desde la experiencia tras el suicidio de su hermano Miguel Eduardo Sánchez en 2012, con apenas 26 años de edad, y la razón por la cual nace esta fundación, agrega que las personas con pensamientos suicidas, en su mayoría, dan señales antes de la comisión del hecho.
“Yo jamás pude intuir que él estaba depresivo, él tenía todos los patrones que evidenciaban una depresión. Pasaba horas y horas tirado en un mueble, no se aseaba, el patrón de alimentación se había alterado, se aisló por completo, empezó a despojarse de sus pertenencias”, recuerda.
“Yo jamás iba a pensar que eso iba a pasar en mi casa y mucho menos con él”, narró Pilar, que tomó esta amarga experiencia para iniciar este proyecto y llevar una antorcha de luz a familias que atraviesan este tipo de crisis.
Cita que enfermedades como la depresión, esquizofrenia, trastorno límite de la personalidad o un dolor emocional no abordado, sin duda conducen a un suicidio.
En ese sentido, dijo que hay una mala percepción en la sociedad al promover la idea de que hablar de suicidio incrementa los casos. Sin embargo, considera que es una forma de conocer si las personas tienen ideas suicidas, y así darles las herramientas para prevenirlo.
De acuerdo a Pilar, “el suicidio no se supera. “Yo llevo todos estos años viviendo esta perdida, nosotros los sobrevivientes de suicidio aprendemos a vivir con la ausencia, siempre hay preguntas”, apuntó.
Hizo un llamado a los colegas en la materia a entender que en los casos de intentos de suicidios deben ser intervenidos con internamientos y psicofármacos, no solo con consultas psicológicas ni consejería, debido a que hay un desequilibrio mental en la persona que está en ese nivel.
“En ese punto no hay terapia que funcione, porque ya hay un plan que está marcadamente estructurado”. Por eso, entiende que los intentos de suicidio se tienen que intervenir con psiquiatría, se deben hospitalizar.
“Con ideación suicida, una persona puede restaurarse siempre y cuando reciba una intervención por psicología, psiquiatría y psicofármacos. Tenemos que trabajar de la mano de psiquiatría, ellos son los que van a estabilizar ese sistema que está descompensado”, aclaró la experta en el tema.
Suicidio es la tercera causa de muerte en jóvenes
Datos mundiales revelan que el suicidio es la tercera causa de defunción entre los adolescentes mayores y los jóvenes de entre 15 y 29 años. Uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún tipo de trastorno mental. Estas afecciones representan el 15% de la carga mundial de morbimortalidad entre los adolescentes.
El psiquiatra Guerrero Heredia destacó que las estadísticas de suicidio respecto a la edad responden a dos picos: la adolescencia y la vejez.
Entiende que el primer grupo se ve motivado, en la mayoría de los casos, por trastornos de personalidad, y en los adultos mayores por depresión, porque consideran que la vida no tiene sentido.
La adolescencia es un periodo crucial para la adquisición de competencias socioemocionales, teniendo en cuenta que la mitad de los trastornos de salud mental se manifiestan antes de los 14 años.
Una mano amiga
Con la intención de contrarrestar estas lamentables cifras, la fundación Ángeles de La Guarda ejecuta el programa “Hablemos de suicidio en las escuelas”, que ya ha dado asistencia alrededor de 1,500 familias de estudiantes.
Un ejemplo de la importancia de esta plataforma es que, de un solo grupo de 26 estudiantes que fue impactado con una charla, pudieron intervenir 19 casos con autolesiones e ideación suicida.
En este aspecto, la OMS puntualiza que cuando un trastorno de salud mental de un adolescente no se trata, sus consecuencias se extienden a la edad adulta, perjudican su salud física y mental y limitan sus posibilidades de llevar una vida plena en el futuro.
Los adolescentes con un trastorno mental pueden sufrir exclusión social, discriminación, dificultades educativas, mala salud física y violaciones de los derechos humanos. También, pueden ser víctimas de estigmatización, lo cual puede disuadirles de buscar ayuda, e incurrir en conductas de riesgo.
Las intervenciones de promoción de la salud mental de los adolescentes se centran en mejorar su capacidad para gestionar las emociones, enseñar alternativas a las conductas de riesgo, desarrollar resiliencia ante las situaciones difíciles o adversas y promover los entornos y las relaciones sociales saludables.
Políticas de salud mental como repuestas del Estado
Estas estadísticas plantean un importante llamado a profundizar en las estrategias de respuestas a los problemas de salud mental en República Dominicana, con la finalidad de poder prevenir de forma efectiva los fatales desenlaces.
La Organización Mundial de la Salud considera que el acceso a la atención de la salud mental es un componente esencial para la reducción y prevención de suicidios. Destacan que, hasta la fecha, solo unos pocos países han incluido la prevención del suicidio entre las prioridades de sus políticas de salud y solo 38 han notificado que cuentan con una estrategia nacional específica de prevención.
El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MISPAS) ha aunado esfuerzos para lograr la atención de la salud mental en todo el ciclo de vida, desde la niñez, la adolescencia, la juventud y los adultos.
Durante el período analizado, en el informe sobre suicidio de la ONE se evidencia que las mujeres acuden con más frecuencia a consultas psicológicas que los hombres, lo que podría explicar en parte por qué las tasas de suicidio son más altas entre los hombres. Para 2023, estas cifras aumentaron a 122,250 para mujeres y 74,342 para hombres.
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De igual forma, la tendencia en las consultas psiquiátricas para el año 2023 aumentaron medianamente en mujeres (50,353) y hombres (32,926), respectivamente.
Estos datos fueron confirmados en nuestra solicitud al Ministerio de Salud Pública, a través del Portal Único de Solicitud de Acceso a la Información Pública (SAIP), en fecha 15 de enero del 2024. En las estadísticas de los servicios de consulta externa a nivel nacional, informan que en 2024 las consultas para psicología fueron 213.346 asistencias, de las cuales 129,232 fueron a pacientes femeninas y el 84.114 a masculinos.
En cuanto a las consultas de psiquiatría, registraron 86,092 atendidos, de los cuales 34,558 fueron a hombres y 51,534 a mujeres. En este último periodo, es evidente que se registró un aumento y que el mayor número de atendidos siguen siendo mujeres.
En nuestra consulta, se solicitó mencionar los programas creados para responder a los problemas de salud mental y entre estos destacaron el Centro de Contacto «Cuida tu Salud Mental», una iniciativa diseñada por Salud Pública en colaboración con el Despacho de la Primera Dama que opera para brindar apoyo psicológico a la población.
Este centro cuenta con profesionales de la salud mental altamente capacitadas para ofrecer un servicio de Primera Atención Psicológica (PAP), proporcionando orientación y asistencia inmediata a quienes lo necesitan a través de la línea 809-200-1400.
Detallaron que, entre marzo de 2023 y diciembre de 2024, la Línea de Salud Mental brindó asistencia a 19,940 personas que solicitaron apoyo. Los casos más frecuentes tratados por el servicio del Contact Center «Cuida tu Salud Mental», incluyen ideación suicida, duelo, conflictos familiares, depresión y ansiedad.
De acuerdo al ministro de Salud, Víctor Atallah, para lograr una mayor efectividad en el tratamiento de salud mental tienen proyectado, junto con el Servicio Nacional de Salud (SNS), la incorporación de más psicólogos y siquiatras en las áreas de atención a los pacientes, y la capacitación de los médicos para esa finalidad, con el apoyo de las sociedades médicas.
Del auge de la comunicación virtual a la presión social
El ministro de Salud Pública indicó que esta problemática ha aumentado por el auge de la comunicación virtual. Además observa que la situación de la salud mental se acrecienta con el estrés y la ansiedad causados por las presiones sociales, especialmente a los jóvenes.
La rápida adopción de dispositivos móviles, redes sociales y plataformas de mensajería ha transformado no solo la dinámica de nuestras interacciones sociales, sino también la manera en que construimos y experimentamos nuestra identidad en un entorno cada vez más virtual.
De acuerdo al estudio «El impacto de las redes sociales en la salud mental», publicado por Juana Cristina Troya Fernández en la revista científico-sanitaria SANUM, existen investigaciones que muestran que los síntomas de la depresión padecida por jóvenes se relacionan con la adicción a las redes sociales. Como justificación a ello se obtienen datos en los que se resalta que la autoestima baja de los jóvenes se debe a que tienen una percepción negativa de sí mismos y un gran aislamiento social.
En sus conclusiones aportaron que, la ansiedad y la depresión son los trastornos que más desarrolla la población joven que utiliza redes sociales, y los cuales pueden llegar a causar grandes problemas llegando al extremo de causar un suicidio.
“Hay que hacer más”
Los esfuerzos nunca serán suficientes, siempre se podrá hacer más desde las diferentes esferas de la sociedad para abordar temas de salud mental y prevenir el suicidio.
“Creo que debe hacerse más. Hay que hacer más, porque la respuesta no está llegando a las personas que más lo necesitan en zonas vulnerables de nuestro país. En la sociedad tienen miedo de abordar el tema del suicidio desde el Estado y cada institución”, expresa Pilar.
Finalmente, invitó a las personas a no desconectarse de sus seres queridos y romper con el individualismo para que dentro de la agitada agenda de vida que llevan las personas en la actualidad, se saque un momento para preguntarse cómo está la persona que tenemos cerca, interactuar y escuchar, sirviendo de punto de apoyo a alguien que pudiera estar “teniendo ideas raras” respecto a la vida.
De su lado, el doctor Guerrero Heredia consideró que el Estado está haciendo lo correcto abriendo unidades necesarias, pero considera hace falta una unidad de sustancias.
La lucha contra el estigma de las enfermedades mentales es el primer paso para dar un golpe contundente a la proliferación de casos suicidas. Lograr que una persona recupere las ganas de vivir cambia la historia.
Precisamente, el lema del Día Mundial de la Prevención del Suicidio 2024-2026, «Cambiar la narrativa», tiene como objetivo derribar barreras, como el estigma, crear conciencia y crear una cultura de comprensión y apoyo para prevenir los desenlaces fatales.
Las repercusiones que tiene un solo suicidio son devastadoras y duraderas no solo para las familias sino para las comunidades y la sociedad. Por eso resulta de vital importancia promover la detección temprana de las enfermedades de salud mental, el tratamiento oportuno y el seguimiento a las personas en riesgo de suicidio o que han intentado suicidarse.
