SANTO DOMINGO.- En un angosto callejón de Katanga, Santo Domingo Este, vive una pareja de envejecientes que enfrenta una dura realidad. Rafael Hernández Vásquez, de 80 años, y Ana Santana Duval, de 73, han compartido 50 años de matrimonio, pero hoy sobreviven en condiciones de extrema pobreza sin acceso a los servicios básicos que les garanticen una vida digna.
A pesar de haber trabajado toda su vida —Ana como enfermera y Rafael como comerciante informal—, su única fuente de ingresos es una pensión de 10,000 pesos y la ayuda que reciben a través de la tarjeta social del gobierno. Sin embargo, estos recursos resultan insuficientes para cubrir sus necesidades diarias.
Su hogar, en un evidente estado de deterioro, carece de baño y está rodeado de ajuares en mal estado. Además, en el patio mantienen un criadero de gallinas que pone en riesgo su salud. Esta situación ha despertado la preocupación de la Fundación Ari de Los Mina, cuya directora, María Segura, ha estado brindando apoyo emocional, económico y en alimentos a la pareja. «Siempre estamos pendientes y les hemos ayudado en la medida de lo posible, pero la situación que viven es infrahumana y necesitan asistencia urgente», expresó Segura.
El Ministerio de Vivienda y Edificaciones (MIVED) realizó un levantamiento para evaluar la estructura de la vivienda, lo que abre una esperanza para una posible intervención. Sin embargo, hasta el momento no se ha confirmado ninguna acción concreta para mejorar sus condiciones de vida.