Rusia mantuvo hoy la presión tanto en el este como en el sur de Ucrania, cuyas tropas persistieron en los intentos de afianzar su presencia en el lado izquierdo del río Dniéper, controlado por las fuerzas de Moscú.
Según el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), el 22 de diciembre las fuerzas de Kiev mantenían sus posiciones en la margen izquierda del río sin poder extender sus conquistas en la zona.
Los militares ucraniano informaron a su vez de múltiples asaltos rusos contra las posiciones reconquistadas por Kiev, con el objetivo de volver a tomarlas bajo su control.
El ISW también menciona en su último informe diario los avances territoriales de las tropas rusas en algunos sectores del frente, principalmente en el este del país.
El centro analítico se hace eco de declaraciones de funcionarios ucranianos que continúan advirtiendo de que Rusia mantiene sus «objetivos maximalistas» y «metas adicionales de conquistas territoriales en Ucrania», a pesar de comentarios recientes hechos por funcionarios occidentales que sugieren que Rusia ya está derrotada.
El ISW también hace referencia a las consecuencias para EEUU y la OTAN de una posible victoria rusa en Ucrania.
«Para disuadir y defenderse de una renovada amenaza rusa tras una victoria total en Ucrania, Estados Unidos tendrá que desplegar en Europa del Este una cantidad considerable de sus fuerzas terrestres», opinan los analistas del «think tank».
Agregan que en caso de una victoria, el Ejército ruso tendrá más experiencia de combate y más hombres que antes del inicio de la guerra en febrero de 2022.
«La economía rusa se recuperará gradualmente a medida que las sanciones inevitablemente se erosionen y Moscú desarrolle formas de eludir o mitigar las que persisten», opinan los expertos del ISW.
Por ello, «ayudar a Ucrania a mantener las líneas donde están mediante el continuo apoyo militar occidental es mucho más ventajoso y barato para Estados Unidos que permitir que Ucrania pierda».
La «congelación» del conflicto tampoco es una opción preferible, según el ISW, ya que eso simplemente le daría a Rusia tiempo para prepararse para una nueva guerra para conquistar Ucrania y enfrentarse a la OTAN.
Entretanto, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó en su parte diario que las fuerzas rusas continuaron sus acciones ofensivas en el país vecino, donde derribaron 36 drones en la última jornada y destruyeron un tanque Leopard 2.
«Durante un día, los sistemas de defensa antiaérea interceptaron seis misiles de los sistemas de lanzamiento múltiple HIMARS y Uragán. Además, 36 vehículos aéreos no tripulados ucranianos fueron destruidos», indica el parte castrense.
Según la fuente, en el frente de Donetsk fueron aniquilados también cuatro tanques de las Fuerzas Armadas de Ucrania, incluido un Leopard 2, así como un vehículo de combate Bradley.
Las bajas enemigas en ese frente alcanzaron los 200 militares, de acuerdo con Moscú.
En total, en la última jornada, el Ejército ruso repelió 16 ataques ucranianos en distintos sectores del frente.
Este viernes, el departamento dirigido por Serguéi Shoigú aseguró que el Ejército ruso había mejorado sus posiciones en la región ucraniana de Donetsk.
El Estado Mayor del Ejército ucraniano confirmó hoy ataques rusos en casi todos los sectores del frente, en los que las fuerzas enemigas habrían perdido a un millar de hombres y decenas de equipos militares, según Kiev.
La Fuerza Aérea ucraniana anunció, por su parte, la destrucción anoche de nueve drones kamikaze rusos de fabricación iraní en las regiones de Jmelnitski (oeste) y Odesa (sur).
«Entre las 18.00 horas del 22 de diciembre y la medianoche del 23 de diciembre, los invasores rusos atacaron con drones de tipo Shahed desde las regiones de Balaklava, Crimea, y Primorsko-Ajtarsk, Rusia», informó el mando de la fuerza aérea en su canal de Telegram.
«Los nueve Shaheds fueron destruidos con las fuerzas y recursos de la Fuerza Aérea y las Fuerzas de Defensa de Ucrania en las regiones de Jmelnitski y Odesa», concluyó el breve mensaje.
También Rusia informó hoy de ataques de drones ucranianos contra su territorio, que habría dejado cinco heridos en la región fronteriza de Bélgorod, según las autoridades locales.
La intensificación de los ataques rusos en Ucrania se produce en medio de rumores sobre un posible cese del jefe militar ucraniano, Valeri Zaluzhni, por divergencias con el presidente, Volodímir Zelenski.
El ministro ucraniano de Defensa, Rustem Umérov, consideró hoy normal que haya una «rotación de personal» en el ámbito militar y pidió no «politizar» la cuestión.
«En este sentido, si se toma una decisión, hay objetivos estratégicos, militares: o los alcanzas o no los alcanzas. Si yo no alcanzo mis objetivos, yo también seré cesado», dijo Umérov en una entrevista con la televisión pública.
Esta semana, el presidente ucraniano se negó a responder directamente a la pregunta de si tiene previsto relevar a Zaluzhni de su cargo y negó que las supuestas tensiones entre ellos tuvieran carácter «personal», al tiempo que indicó que entre ellos existe una buena relación de trabajo.
Al mismo tiempo, exigió al general «pasos fuertes y resultados» y recalcó que espera «cosas muy específicas en el campo de batalla», donde existe una «estrategia clara».