Tokio.- Japón conmemoró este jueves el 79 aniversario de su rendición en la Segunda Guerra Mundial con una ceremonia en honor a las víctimas, en la que se enviaron mensajes de pacifismo y de defensa del orden internacional.
Más de 4.000 familiares de los fallecidos asistieron a la ceremonia celebrada en Tokio y organizada por el gobierno japonés para honrar a los aproximadamente 2,3 millones de personas miembros del personal militar nipón y 800.000 civiles japoneses que fallecieron durante el conflicto, muchos de estos últimos durante los bombardeos llevados a cabo por Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki.
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El jefe del Gobierno japonés, Fumio Kishida, que dejará este cargo tras anunciar que no se presentará a las elecciones del Partido Liberal Democrático (PLD) el próximo mes, participó en el acto por tercera vez y pronunció un discurso donde no hizo mención a la agresión bélica japonesa en Asia, siguiendo el ejemplo de sus predecesores inmediatos, Yoshihide Suga y Shinzo Abe.
«Nos esforzaremos al máximo para abordar los retos a los que se enfrenta el mundo», afirmó el primer ministro Fumio Kishida, haciendo hincapié en los esfuerzos de Japón por mantener un orden internacional libre y abierto basado en el Estado de derecho.
Presentes en el acto estuvieron también el emperador Naruhito y la emperatriz Masako, donde el primero expresó su «profundo remordimiento» por el papel de Japón en el conflicto internacional, al igual que en años anteriores.
«Reflexionando sobre nuestro pasado y teniendo en cuenta los sentimientos de profundo remordimiento, espero sinceramente que los estragos de la guerra no se repitan nunca más», dijo el emperador durante el acto.
La ceremonia tiene lugar el 15 de agosto de manera anual, coincidiendo con el histórico mensaje de rendición del entonces emperador, Hirohito, retransmitido a través de la radio nacional, motivado en buena medida por los bombardeos atómicos del 6 y 9 de agosto de 1945 contra Hiroshima y Nagasaki.
Entre los asistentes, Mitsuru Anzai, un representante de 86 años de los familiares de los caídos en la guerra hizo un llamamiento a la paz en su discurso, diciendo: «Con los conflictos que continúan en todo el mundo, rezo para que se alcance la paz lo antes posible». El padre de Anzai murió en China durante la guerra.
Según el Ministerio de Sanidad, Bienestar y Trabajo japonés, menos de la mitad de los asistentes nacieron después de la guerra, subrayando la necesidad de preservar y transmitir las lecciones del conflicto a medida que la generación que lo vivió envejece.