La Habana.- Los casos sospechosos con la fiebre de oropouche en Cuba suman cerca de 12.000, informaron este miércoles medios oficiales.
La directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública (Minsap), Ileana Morales, aseguró tras un encuentro temático con altos cargos del Gobierno que el país ya acumula «cerca de 12.000 casos sospechosos» desde el primer reporte de su presencia en la isla, detectado en mayo pasado.
La última cifra oficial al respecto eran los 506 casos confirmados por el Minsap hasta principios de agosto, cuando se habló de un «aumento considerable» de los positivos y se definió la situación epidemiológica de «compleja» por la circulación simultánea de éste patógeno con otros como la influenza y el dengue.
En el encuentro, en el que participó el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y representantes de distintas instituciones científicas de la isla, se analizó la posibilidad de obtener un test rápido para el diagnóstico de esta enfermedad y la viabilidad de lograr una vacuna para la prevenirla, acorde con el reporte.
El oropouche, una enfermedad transmitida por la picadura de algunos insectos, está presente ya en las 15 provincias cubanas, donde hasta el momento no se han notificado casos graves ni fallecidos.
El 80 % de las personas de las que se ha sospechado que contrajo la enfermedad sin un test positivo se ha recuperado en casa, explicó recientemente a medios oficiales el director de Higiene y Epidemiología del Minsap, Francisco Durán.
Síntomas
Los síntomas del oropouche incluyen la aparición repentina de fiebre; dolor de cabeza; rigidez en las articulaciones; dolores; molestias y, en algunos casos, visión doble; náuseas y vómitos persistentes. Los síntomas pueden durar de cinco a siete días.
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Sin contar los casos cubanos, en los últimos meses se han detectado más de 8.000 positivos confirmados en países de América del Sur y el Caribe, como Bolivia, Perú, Colombia y Brasil (donde se han registrado las únicas dos muertes hasta el momento por este virus).
La enfermedad fue detectada por primera vez en 1955 cerca del río Oropouche, en Trinidad y Tobago. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió en julio pasado una alerta epidemiológica por la expansión de esta enfermedad.