Las exportaciones de vehículos de Brasil caerán un 17,1 % este año respecto al anterior, debido a la pérdida de mercado en Argentina, según proyecciones divulgadas este jueves por la asociación del sector.
Brasil, uno de los mayores exportadores automotrices del mundo, enviará al exterior 399.000 vehículos este año, frente a los 480.900 de 2022, informó la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anafavea) con base en datos preliminares.
El retroceso se explica por una caída de 95.000 unidades exportadas a Argentina, donde los carros brasileños pasaron de tener el 49 % del mercado hace cuatro años al 27 % en la actualidad.
La disminución del volumen enviado al extranjero supondrá una caída del 3,1 % en el valor total de las exportaciones del sector, con 400 millones de dólares menos.
A la reducción de las exportaciones se une el aumento del 26 % en las importaciones hasta noviembre, con 306.000 vehículos traídos del exterior, sobre todo de Argentina, pero con subidas importantes de aquellos procedentes de China y México.
Tan solo en noviembre, el 16,8 % de los vehículos vendidos en Brasil eran importados, frente al 14,7 % del mismo periodo del año pasado.
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El presidente de Anafavea, Márcio de Lima Leite, dijo que la caída en las exportaciones y la subida de las importaciones «preocupa» al sector, ya que ha provocado un estancamiento de la producción de vehículos.
«A pesar del crecimiento en el mercado interno, la producción se mantuvo estable porque hubo una caída en las exportaciones y un aumento relevante en las importaciones», afirmó en una rueda de prensa Leite, quien criticó los acuerdos comerciales de Brasil con otros países productores de vehículos.
La producción está prevista que cierre el año con un total de 2,3 millones de vehículos, un descenso de apenas 0,5 % respecto a 2022, con alrededor de 11.000 unidades menos.
En noviembre, se fabricaron 203.000 automóviles, 3.000 más que en el mes anterior, y en diciembre se producirán 205.000.
Las ventas, a su vez, cerrarán con un aumento del 8,8 % anual, gracias a un programa del Gobierno brasileño que ofreció ventajas fiscales a las armadoras a cambio de una reducción en los precios ofrecidos al comprador.
