Entre los múltiples talentos que distinguen a un buen líder, pocos son tan cruciales como la capacidad de delegar con sabiduría; sin embargo, aún más fundamental es la facultad de seleccionar con acierto a quienes se les confía dicha delegación.
La historia nos enseña que el destino de los grandes líderes está intrínsecamente ligado a quienes eligen como colaboradores. Julio César, al seleccionar con cuidado a sus generales, expandió el Imperio Romano, pero su excesiva confianza en ciertos aliados contribuyó a su caída.
Luis XVI, por su parte, sufrió las consecuencias de rodearse de consejeros desconectados de la realidad, lo que precipitó la Revolución Francesa. Estos ejemplos subrayan la importancia eterna de rodearse de un equipo capaz y alineado con los desafíos del momento.
Desde su primera campaña, el presidente Luis Abinader centró su agenda en fortalecer las instituciones públicas, entendiendo que la verdadera consolidación de la institucionalidad solo se logra cuando se coloca al frente de las instituciones a personas capacitadas y comprometidas con el desarrollo del país. En un país donde las instituciones han sufrido históricamente de debilidades estructurales y falta de continuidad en políticas de Estado, la apuesta de Abinader por la solidez institucional es no solo necesaria, sino urgente. Al descentralizar responsabilidades y compartir el crédito de los logros, Abinader ha demostrado su habilidad para liderar en equipo, siendo esta una estrategia que fomenta una cultura de mérito y responsabilidad compartida.
La elección de un gabinete es una de las decisiones más trascendentales para un presidente, ya que define la esencia de su gobierno y puede influir en su éxito o fracaso. Desde el 16 de agosto, Abinader ha nombrado miembros de su gabinete, ratificando a funcionarios que han demostrado una ejecución excepcional en sus funciones. Entre ellos, Eduardo Sanz Lovatón ha sido un ejemplo de cómo la gestión eficiente y la modernización pueden transformar una institución clave como la Dirección General de Aduanas, logrando récords de recaudación que contribuyen significativamente al financiamiento del Estado. Samuel Pereyra, al frente de Banreservas, ha llevado a la institución a posicionarse entre los cinco bancos más rentables de América Latina, Centroamérica y el Caribe, un logro que subraya la capacidad del gobierno para fortalecer las instituciones financieras del país en un contexto global competitivo.
En el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, Víctor Bisonó ha jugado un papel crucial en la aceleración del crecimiento de las zonas francas e industrias, contribuyendo no solo al aumento de las exportaciones, sino también a la generación de empleos. Otros ratificados incluyen a Carlos Bonilla, destacado por la ejecución del plan Mi Vivienda y la construcción de centros de salud, así como a Luis Miguel De Camps, Ministro de Trabajo; José Manuel Vicente, Ministro de Hacienda; José Ignacio Paliza, Ministro de la Presidencia; Luis Valdez, Director General de Impuestos Internos; Andrés Bautista, Ministro Administrativo de la Presidencia; y Roberto Álvarez, Ministro de Relaciones Exteriores, quienes han demostrado una gestión estelar en sus respectivos cargos durante estos últimos cuatro años.
Además, Abinader ha introducido cambios en su gabinete, proyectando una renovación en áreas clave. Paíno Henríquez ha sido nombrado en Medio Ambiente; Faride Raful, en Interior y Policía; Kelvin Cruz, en Deportes; y Joel Santos, en Energía y Minas, quienes aportarán nuevas perspectivas y experiencia en sus respectivas áreas.
El equilibrio entre continuidad y renovación es clave para un gobierno exitoso. Abinader ha sabido mantener a figuras probadas que han demostrado eficacia en su gestión, asegurando así la estabilidad necesaria para avanzar en sus proyectos. Al mismo tiempo, ha introducido nuevos rostros que aportan una visión fresca y adaptada a las exigencias contemporáneas. Este balance garantiza que el gobierno pueda aprovechar lo mejor de la experiencia acumulada, mientras incorpora la creatividad e innovación necesarias para responder a los desafíos actuales. Este enfoque mixto de continuidad y cambio no solo fortalece la confianza en la capacidad del gobierno para cumplir con sus promesas, sino que también envía un mensaje claro de que la administración está comprometida tanto con el progreso como con la estabilidad.
El gabinete es el rostro visible del gobierno, una extensión de la visión presidencial y, en muchos casos, un reflejo de su habilidad para liderar y tomar decisiones. Un gabinete bien conformado no solo aporta a la estabilidad y eficacia del gobierno, sino que también actúa como un contrapeso necesario para el propio presidente. Un líder inteligente se rodea de voces diversas, con la capacidad de cuestionar y proponer soluciones innovadoras. La historia nos enseña que los gobiernos más eficaces son aquellos donde la deliberación y el debate interno conducen a decisiones bien ponderadas. En tiempos de incertidumbre y cambio global, la capacidad de un gobierno para adaptarse y responder a los desafíos internos y externos depende en gran medida de la calidad y cohesión de su equipo de trabajo.
Elegir a los mejores para cada cargo es una prueba del compromiso presidencial con el desarrollo del país. No se trata solo de colocar a personas capaces en posiciones de poder, sino de construir un equipo que esté alineado con los objetivos estratégicos del gobierno y que comparta la visión del líder. En este sentido, el gabinete que ha conformado el presidente para los próximos cuatro años reúne lo mejor de la experiencia, la madurez y la innovación, logrando un balance idóneo para la estabilidad. Con un equipo así, Abinader no solo consolida los logros de su primera administración, sino que también sienta las bases para un futuro de progreso sostenido en la República Dominicana.