El Colegio Cardenalicio, también conocido como el Colegio de Cardenales, es uno de los organismos más importantes dentro de la estructura de la Iglesia Católica. Aunque su función más conocida es la de elegir al nuevo Papa cuando la Sede Apostólica queda vacante, un proceso conocido como Cónclave, este cuerpo tiene un papel mucho más amplio y estratégico dentro del Vaticano.
¿Quiénes lo integran?
Actualmente, el Colegio está compuesto por los cardenales nombrados por el Papa, quienes forman parte del clero más cercano al Pontífice. Aunque todos son considerados "Príncipes de la Iglesia", no todos tienen el mismo rango ni funciones. Se divide en tres órdenes: cardenales obispos, cardenales presbíteros y cardenales diáconos, según su posición y antigüedad en el colegio.
Los cardenales menores de 80 años tienen derecho a voto en el Cónclave. Aquellos que superan esa edad conservan su título y dignidad, pero ya no participan en la elección papal. A abril de 2025, hay más de 120 cardenales electores repartidos por todo el mundo, lo que refleja el carácter global de la Iglesia.
Funciones principales
Además de elegir al nuevo Papa, el Colegio Cardenalicio cumple otras funciones esenciales:
- Asesorar al Papa en temas importantes de doctrina, disciplina o crisis eclesiásticas.
- Formar parte de congregaciones y dicasterios del Vaticano, donde se toman decisiones clave sobre la vida de la Iglesia.
- Participar en consistorios, reuniones convocadas por el Papa para tratar asuntos relevantes o designar nuevos cardenales.
Un cuerpo en evolución
Tradicionalmente, la mayoría de los cardenales provenían de Europa, especialmente de Italia. Sin embargo, en los últimos años, los pontífices —particularmente el Papa Francisco— han hecho un esfuerzo por diversificar el Colegio, nombrando cardenales de regiones hasta ahora poco representadas como África, Asia y América Latina. Esto busca reflejar una Iglesia más universal y atenta a las periferias.
Importancia actual
El Colegio Cardenalicio es clave en momentos de transición. Su papel se vuelve protagonista durante el período de sede vacante, cuando el Papa fallece o renuncia, como ocurrió en 2013 con Benedicto XVI. En esos casos, son los cardenales electores quienes se encierran en la Capilla Sixtina para elegir, bajo secreto absoluto, al nuevo líder de la Iglesia Católica.
En tiempos donde la Iglesia enfrenta desafíos globales, desde escándalos hasta reformas internas, el papel del Colegio Cardenalicio es más relevante que nunca, al ser el puente entre la tradición y el cambio.