Gaza.- Horas después del mayor ataque de Israel contra Gaza desde hace meses, que ha roto el alto el fuego con Hamás, la población de la franja trabaja sin descanso por recuperar cadáveres de debajo de los escombros, muchos de ellos vecinos y familiares, que celebraban en una tensa calma el Ramadán.
Los palestinos muertos superan ya los 400, entre los que hay bebés, niños y mujeres, a los que se añaden más de 560 heridos, aunque estas cifras sólo incluyen a aquellos que han llegado a los hospitales, mientras que cientos de afectados continúan entre los escombros sin que las ambulancias puedan llegar a ellos, según el Ministerio de Sanidad de la Franja.
Leer más: Israel se retira completamente del Corredor Netzarim, en el centro de Gaza
Pasadas las dos de la madrugada hora local, cuando los gazatíes se preparaban para tomar la última comida antes del comienzo del ayuno, se vieron sorprendidos por los bombardeos del Ejército israelí, que atacó varios puntos de la Franja simultáneamente, una ruptura de facto del alto el fuego.
«Nos hemos levantado a las dos de la madrugada para tomar nuestro suhur (última comida antes del ayuno). Nada más salir de la cocina, de repente escuchámos un fuerte ataque», cuenta a EFE Omar Greygaa en el barrio de Alshujaya de la Ciudad de Gaza.
Desde el lugar bombardeado la pasada madrugada por el Ejército israelí, con manos y ropa ensuciada por los escombros, Greygaa dice estar en shock desde que le sorprendió el ataque.
«Ahora estamos desconcertados, nos sorprende que el ataque nos toque a nosotros aquí», lamenta este habitante del enclave, que presenció cómo el bombardeo aplastó «una gran casa en la que murieron al menos 25 personas».
Cuando comenzó la ofensiva, Greygaa salió corriendo de su casa para sacar cuerpos de debajo de los escombros, relata rodeado de edificios casi destrozados, de los que siguen recuperando cadáveres: «Cuando termino en un lugar y voy a otro, encuentro a otros mártires (muertos). Hay mártires por todas partes».
Un ataque de principio a fin
Ahmed Teema habla desde una ambulancia, con una mujer herida a sus espaldas, y cuenta que a las dos de la madrugada vieron «bombardeos por todas partes» impactar por encima de sus cabezas, en un ataque a la franja «de principio a fin».
Escuelas que albergaban refugiados y zonas humanitarias en Jan Yunis, en el sur de Gaza; en Nuseirat y Al-Bureij, en el centro; y en Jabalia y Ciudad de Gaza, en el norte, fueron algunos de los puntos donde impactaron las bombas israelíes esta madrugada, según las informaciones e imágenes reportadas por medios palestinos.
Aunque no de esta forma, Ahmed admite que preveía que Israel podía retomar la guerra porque «no es de fiar ni se adhiere a ningún pacto».
Apela a la conciencia por los derechos humanos, porque son civiles que no tienen «nada que ver con nada» y están viviendo «un infierno».
El Gobierno israelí justificó el bombardeo para salir del «punto muerto» en las negociaciones con Hamás y obligarle a llegar a un acuerdo y liberar a los rehenes que siguen en su poder. Sin embargo, Mohamed Bassam Hamdan Greygaa, otro de los supervivientes, denuncia que «es un ataque dirigido directamente contra los civiles».
Familias enteras han muerto
Con las manos llenas de polvo por buscar entre los escombros y sentado encima de ropa y un colchón tirados entre los restos de su casa, Bassam rememora que se encontraba intentando recargar el móvil con su tío cuando cayeron las primeras bombas.
Pide el fin de «esta cascada de sangre», que ha dejado a Bassam como uno de los pocos supervivientes de su familia desde que comenzó la guerra con Israel en octubre de 2023.
«Sobrevivimos a un bombardeo contra el hospital Maamadani hace un año y medio, murieron dos de mis hermanos y mi tía y su hija. Mi madre está en Egipto con mi hermana recibiendo tratamiento médico allí. Son las únicas que han sobrevivido, y aquí sobrevivimos mi hermano y yo», lamenta.
No es el único que ha perdido a sus seres queridos. Otro vecino relata que, en el bombardeo de esta madrugada, han muerto su madre, su hermano, su sobrina y muchos de sus primos: «No tienen rostro, son cadáveres calcinados».
Desde su casa, donde la fachada exterior ha quedado destruida, muestra la desolación ocasionada por los bombardeos en una calle anegada de montañas de escombros y edificios que a duras penas se mantienen en pie.
«Nosotros no hemos hecho nada, ni somos de la resistencia ni les hemos hecho daño a los judíos, pedimos solo que se pare la guerra, por los niños e inocentes, que paren la guerra violenta contra la Franja de Gaza, la débil, la pequeña que nadie en todo el mundo la apoya», lamenta.