Puebla. – Miles de feligreses salieron este viernes a las calles del central estado mexicano de Puebla en la Procesión del Silencio, considerada la más grande de Latinoamérica, para reforzar su fe en Dios como parte de las actividades de Semana Santa en esta entidad.
El evento, que reúne cada año a más de 125.000 católicos, se realiza en las calles de la capital poblana para venerar a las siete imágenes más visitadas de los templos de la ciudad que son: La Virgen de Dolores, La Virgen de la Soledad, Jesús Nazareno, El Señor de las Maravillas, El Señor de la Misericordia, El Niño Doctor y El Señor de Analco.
Los participantes se dieron cita en sus iglesias en punto de las 09.00 hora local (15.00 GMT) para terminar de detallar los nichos en los que se trasladarían las imágenes, la colocación de flores, organizar a los participantes en grupos y comenzar su recorrido a la Catedral donde las siete imágenes se reunirían para comenzar con el Vía Crucis.
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Los asistentes pasaron varias horas bajo el sol para poder presenciar el paso de su imagen de devoción, aunque sea unos segundos, para aventarles confeti y serpentinas para darle color a las calles por las que pasan y que el negro del asfalto se convierta en morado o blanco.
Mujeres con lágrimas en los ojos, hombres cargando crucifijos, niños con imágenes en las manos hacían peticiones y elevaban oraciones para mostrar que su fe es mayor que cualquier adversidad, por esa razón cantan, gritan porras o simplemente miran.
Miles de feligreses
Durante los cuatro kilómetros del recorrido los contingentes se vieron fuertes, solidarios y unidos para cargar las imágenes que pueden llegar a pesar hasta media tonelada, pues se suma el peso de la imagen, las flores, la vestimenta especial y el toldo que los cubre del sol.
El contingente del Señor de Las Maravillas es el más esperado debido a que es el más grande y el más impresionante, ya que los porteadores o cargadores de la imagen van vestidos de negro, con capuchas tipo cono, donde solo se ven sus ojos y son capaces de soportar las altas temperaturas.
Tras arribar al atrio de la Catedral, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, realizó oraciones al mismo tiempo que los feligreses, con la intención de alcanzar la indulgencia y para seguir con la fe intacta de los católicos.