Santo Domingo.- La Fundación Albergue SOS, que desde hace más de siete años brinda refugio y cuidado a animales en situación de calle, enfrenta serios retos para sostener su labor en defensa del bienestar animal. Con más de un centenar de perros bajo su tutela y cientos más alimentados en la vía pública, la organización depende exclusivamente de donaciones y del esfuerzo de sus voluntarios, ya que, según denuncian, la ayuda gubernamental nunca ha llegado.
“Este albergue nació de un sueño de niño”, relata su presidente y fundador, Darío Andújar, quien recuerda que desde pequeño vivió experiencias de rescate que lo marcaron para siempre.
“Quería poder salvar a todos los animales de la calle y darles la oportunidad de vivir dignamente. Con el tiempo entendí que no era solo un sueño, sino un gran reto en un país donde no hay régimen de consecuencias ante el maltrato animal”, expresó.
Actualmente, el refugio alberga 107 perros de manera permanente, además de varios más en hogares temporales y clínicas veterinarias, y colabora en la alimentación de unos 150 animales adicionales en la calle. Cada mes consumen alrededor de 3,000 libras de alimento, lo que representa uno de los mayores gastos de la institución.
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“La gente piensa que una fundación necesita ayuda solo cuando hay un rescate, pero la realidad es que estos animales comen todos los días”, explicó Andújar.
En cuanto a las adopciones, el proceso es cuidadoso y busca garantizar hogares responsables.
“Lo ideal es que la persona venga, conozca al animal y haga conexión con él. Nuestros perros no se entregan a cualquiera. Si alguien decide devolverlo por alguna dificultad, debe hacerlo directamente con nosotros para mantener el control y asegurar su bienestar”, sostuvo.
Uno de los principales obstáculos que enfrenta el albergue es la falta de respaldo oficial. Aunque han entregado propuestas tanto a la Presidencia como a la Primera Dama, hasta el momento no han recibido respuesta.
“En el país hay millones de animales en condición de calle y ninguna política pública efectiva que los proteja. Casos de maltrato abundan, pero no hay consecuencias, y eso normaliza la violencia”, denunció el fundador.
La situación se complica aún más porque los dueños del terreno donde opera el refugio han solicitado su devolución. La organización busca adquirir un nuevo espacio valorado en 200,000 dólares, pero aún no cuenta con los recursos.
“Invertir en esta propiedad actual no es viable porque no es nuestra. Necesitamos un lugar propio para dar estabilidad al proyecto y seguir salvando vidas”, enfatizó Andújar.
Pese a las dificultades, la Fundación Albergue SOS mantiene su compromiso con la protección animal, realizando campañas de esterilización, apoyando a rescatistas independientes y educando sobre la importancia de la adopción responsable.
“Es una labor difícil, pero gratificante. Lo hacemos porque creemos que cada animal merece una oportunidad de vivir con dignidad”, concluyó su presidente.







